Poco después del estallido de la contienda, el líder fascista italiano Benito Mussolini decidió intervenir en la guerra española para ayudar a las fuerzas sublevadas, primero enviando armamento y equipo militar, y posteriormente con una intervención militar en toda regla.
Antes de la guerra, Mussolini ya había mantenido contactos con algunos políticos derechistas como Antonio Goicoechea[2] y ofrecido ayuda financiera a las conspiraciones contra la Segunda República.
Esto supuso que el jerarca fascista Arconovaldo Bonaccorsi (conocido como el "Conde Rossi") fuera enviado a la mayor de las islas Baleares, Mallorca, al frente de una fuerza compuesta por camisas negras y oficiales del ejército regular.
[13] A partir de ese momento los italianos establecieron en Mallorca su principal base militar en España.
[16] A finales de octubre el personal militar que los italianos tenían desplegado en la isla alcanzaba los 1.200 efectivos.
[1] Durante este tiempo la Falange mallorquina, favorable a los fascistas italianos, era la que controlaba la situación política de la isla.
[25] Mussolini inicialmente sólo había autorizado que se estableciera en la isla una pequeña fuerza de bombardeos para evitar posibles enfrentamientos con Francia y el Reino Unido.
[26] Pero tras un tiempo autorizó gradualmente el envío de más aviones, hasta conformarse en Baleares una potente unidad aérea italiana.
[28] A partir de 1937, desde Mallorca las fuerzas italianas comenzaron a lanzar numerosos raids aéreos contra las ciudades y poblaciones del Levante que estaban en manos republicanas, emprendiendo una campaña de bombardeos aéreos en toda regla.
[26] Aunque inicialmente no le habían dado mucha importancia, los británicos temían que los italianos transformaran su presencia en la isla en una ocupación militar permanente.
[35] La aviación italiana, no obstante, todavía permaneció en las Baleares durante algún tiempo —dos meses y medio después del final de la contienda— hasta completar su retirada.