Tras la disolución del Imperio otomano en 1922, Albania fue el único estado europeo con un monarca musulmán.
La nueva constitución abolió el Senado albanés con la creación de una Asamblea unicameral, pero también permitió al rey Zog conservar los poderes dictatoriales que había disfrutado durante su etapa como Presidente.
La realeza fue establecida en Albania por la Asamblea constituyente y Zog fue oficialmente proclamado Rey.
Poco después de su coronación, Zog rompió su compromiso matrimonial con la hija del antiguo primer ministro Shefqet Vërlaci, tras lo cual Vërlaci retiró su apoyo al nuevo rey y comenzó a conspirar contra él.
Zog había acumulado un gran número de enemigos con los años, lo que le llevó a rodearse de una potente guardia personal y a aparecer en público raramente.
También intentó llevar a cabo el desarrollo de la industria o las infraestructuras, pero el país no se hallaba en modo alguno preparado para poder satisfacer los planes del monarca.
Aunque la principal intención de Mussolini era invadir Grecia, y así resucitar al antiguo Imperio romano, también requería de una herramienta geográfica que Albania podría constituir como tal.
Los partisanos comunistas durante y después de la guerra, respaldados por Yugoslavia y la Unión Soviética, reprimieron los movimientos nacionalistas albaneses e instalaron un régimen estalinista que estaría en el poder durante cerca de 46 años.