Luis XVI de Francia

[15]​ Estuvo muy influenciado por Montesquieu, quien le inspiró una concepción moderna de la monarquía, libre del derecho divino.[17]​ Para el cruce de la frontera por María Antonieta se construyeron dos pabellones, simbolizando a las dos potencias aliadas.[23]​ El matrimonio no fue consumado hasta siete años después de la boda, cuando la pareja ya había ascendido al trono.Tras descartar al duque de Choiseul y a Machault, el rey se decantó por Maurepas.Los Estados Generales, convocados por su primer ministro para intentar llevarlas a cabo lo más apaciblemente posible, escapan rápidamente de su control.Daría a luz el 19 de diciembre del mismo año, con una gran decepción para los presentes: una niña, llamada María Teresa.[42]​ En 1779, los franceses lograron reconquistar el Senegal, pero sufrieron varias derrotas navales; además su flota y la española fueron diezmadas por enfermedades como la disentería.El rey decidió guarnecer América enviando numerosas tropas, compuestas en parte por nobles cortesanos, en ayuda del general Washington.[44]​ Como consecuencia de este acontecimiento, los delegados del Congreso americano, Benjamin Franklin, John Adams y John Jay, rechazaron los acuerdos con Francia y firmaron una paz separada con Inglaterra, lo que hizo montar en cólera al rey francés, que ordenó a Vergennes reprender a Franklin.El emperador ejerció nuevas presiones sobre María Antonieta, pero para nada valieron las peticiones de la soberana, aunque quedara embarazada por cuarta vez.Cuando las hostilidades llegaron al punto de poder hacer desaparecer la paz en Europa, Luis XVI apareció como pacificador.En el mismo día, la mayor parte del clero y cincuenta nobles se sumaron a la recién nacida Asamblea.[51]​ En las semanas que siguieron, las familias más conservadoras, como los Artois o los Polignac, huyeron del país por miedo a ser asesinados.Pero estos nobles no mostraron más que desprecio por Luis XVI y María Antonieta, los cuales, aterrorizados por sus afirmaciones habían enviado emisarios instándoles a calmarse.También Mirabeau aconsejó a la familia huir: propuso organizar un ejército formado por tropas leales (según él, recibir ayuda de las tropas extranjeras habría sido un error irreparable) para disolver la Asamblea y elegir una nueva que revisara la Constitución en favor del monarca.«Ha sido puesto al descubierto por quienes están a su alrededor; no inspira otra cosa que desprecio...El viaje de vuelta fue una auténtica pesadilla: en Épernay un hombre escupió frente al rey y otros intentaron matarlo.[61]​ Ni siquiera tembló cuando un carnicero, un tal Legendre,[cita requerida] despotricó contra él diciendo: «Señor, tenéis que preocuparos en escuchar, sois un bribón.Aquel día tuvo lugar el más violento asalto al edificio, que sentenció la caída definitiva de la monarquía francesa.El soberano tuvo que asistir a la creación de un gobierno provisional únicamente formado por revolucionarios.Ante el temor de que la familia real pudiera mantener una correspondencia oculta se tomaron varias medidas.Al fin, los únicos dispuestos a defenderlo fueron Malesherbes, François Denis Tronchet, un exmagistrado y el abogado Raymond de Sèze, un girondino temido por sus grandes capacidades oratorias e intelectuales.[72]​ Luis Capeto trabajó activamente con sus abogados, pero supo que tenía pocas posibilidades de salvarse: «No espero convencer a los diputados y tampoco conmoverlos.[72]​[73]​ Los diputados estaban divididos, ya que los más moderados querían juzgar al monarca pero no ejecutarlo.[78]​ Decapitado ya, un joven miembro de la Guardia Nacional recogió la ensangrentada cabeza y la mostró al pueblo paseándose por el cadalso.[82]​ Los guardias, mientras tanto, colocaron el cadáver junto con la cabeza en un cesto de mimbre que trasladaron a un carro.Los restos de la reina María Antonieta fueron extraídos en primer lugar, seguidos por los de Luis XVI, todo ello gracias a que un abogado llamado Pierre Louis Desclozeaux había señalado el lugar exacto en el que se encontraban los cuerpos plantando árboles.Desde aquel momento, poetas, escritores, pintores y escultores simpatizantes con sus ideas no hicieron otra cosa que exaltar las virtudes del Roi Martyr.Los cortesanos, comenzando por la misma reina María Antonieta, se sorprendían al verlo enfrascado en tareas tan «bajas».Se han elaborado dos hipótesis para explicar este comportamiento, a priori, tan extraño: El historiador del siglo XIX, Jules Michelet atribuyó la restauración de la monarquía francesa a la conmoción que había generado la ejecución de Luis XVI.
Luis (a la derecha) y su hermano, el conde de Provenza (a la izquierda) en su infancia, pintados por François Hubert Drouais .
Luis XVI como delfín de Francia .
Luis XVI a los veinte años, por Duplessis .
Luis XVI
Retrato de John Adams , por Gilbert Stuart (1755-1828).
Toma de la Bastilla , pintado en 1789 por Jean-Pierre Houël .
María Antonieta retratada por Kucharsky poco antes de la fuga a Varennes. En la parte baja izquierda se puede apreciar el golpe de bayoneta que un revolucionario le asestó a la pintura.
Moneda francesa de 1791. En el anverso aparece el busto del rey con la inscripción: «Louis XVI. Roi des Français» . En el reverso aparecen el fascio y el gorro frigio , ambos símbolos propios de la Asamblea Nacional Constituyente que pasarían a asociarse completamente con la República francesa .
Declaración autógrafa de Luis XVI al pueblo francés a su salida de París el 20 de junio de 1791
Regreso de la familia real a París tras su captura en Varennes.
Luis en la prisión del Temple , óleo de Jean-François Garneray (1755-1837).
La Convención interroga a Luis el Último .
La ejecución de Luis XVI.
Litografía ficticia de Luis XVII . Luis Carlos se convirtió en Luis XVII para los monárquicos tras la muerte de su padre.
Cenotafio de Luis XVI y María Antonieta en Saint-Denis .
Robert Morley como Luis XVI en la película María Antonieta de 1938.