Las campañas bélicas se extendieron por Europa Occidental y el Caribe, convirtiéndola en una guerra a gran escala.
Tras los últimos años en que las tropas francesas lograron mantener su hegemonía, en 1797 se firmó el Tratado de Campo Formio entre Francia y Austria, poniendo fin a la primera coalición.
Este acuerdo de paz no fue muy duradero ni del todo efectivo, ya que Gran Bretaña continuó en guerra y al año siguiente se volvió a formar una Segunda Coalición antifrancesa y la reapertura de hostilidades.
Esta deriva fue observada con creciente preocupación por las monarquías absolutistas del continente europeo, con el fundado temor de que se acabara extendiendo a sus países y amenazara su poder.
Sin embargo, al día siguiente cometió la imprudencia de dejarse ver, fue arrestado en Varennes por un oficial del pueblo y devuelto a París escoltado por la guardia.
Sin embargo, la revolución había desorganizado profundamente el ejército francés y sus fuerzas eran insuficientes para la campaña.
Sus soldados huyeron al primer signo de batalla y, en algunos casos, asesinaron a sus propios oficiales, como el general Théobald Dillon.
[7] Mientras tanto, los franceses comenzaron a obtener éxitos con la ocupación de Saboya y Niza en el frente italiano.
Sin embargo, la revolución había desorganizado completamente al ejército francés, que no tenía fuerzas suficientes para la invasión, y con los oficiales de la aristocracia, varios de ellos expertos pasándose al bando enemigo, las tropas estaban mal dirigidas.
[7] Las acciones bélicas se extendieron a las colonias francesas de las Indias occidentales: una flota británica ocupó las islas de Martinica, Santa Lucía y Guadalupe, aunque un año más tarde llegaron refuerzos franceses que lograron recuperar las islas.
La coalición sufrió un serio revés y ello dejó a Francia libre de invasiones para los siguientes años.
Derrotó sucesivamente a los ejércitos austriacos que habían sido enviados contra sus fuerzas, mientras continuaba con el asedio.
[12] El 2 de febrero se rendía Mantua a Napoleón y con ello 18.000 soldados austriacos eran hechos prisioneros.
Al mismo tiempo, se producía una nueva invasión francesa en Alemania bajo el mando de Moreau y Hocheau.