Guardia Nacional de Francia

En 1789 la población parisina, al igual que en el resto del país, sufre una grave hambruna desde el año anterior debido a las malas cosechas y a la subida del precio de los cereales.

Muchos voluntarios procedentes de los medios burgueses y artesanales se presentaron espontáneamente, pero las autoridades no disponían aún de armamento para dotar a los guardias y garantizar su eficacia.

Esta declaración no contemplaba ninguna organización de la Guardia Nacional, en una época en la que los municipios de toda Francia ya habían constituido milicias que no estaban sometidas a regulación alguna.

En estas condiciones, el rey se mantenía como jefe supremo del ejército, mientras que las guardias nacionales de toda Francia solo podían ser requeridas por los poderes municipales y administrativos, escapando así al mando directo del rey.

De 1789 a 1791, no existe ninguna ley que regule las Guardias Nacionales.

Sus hijos tenían que estar inscritos en los registros a partir de los 18 años (I.5).

Los ciudadanos pasivos que habían pertenecido a la Guardia Nacional sin interrupción desde 1789, y cuyo comportamiento era considerado "bien intencionado", podían también inscribirse (I.3).

En las ciudades, la Guardia Nacional se organizaba por distritos o por secciones electorales (I.

Se les prohibía asistir con armas a cualquier reunión electoral o política (III.

La sección cuarta definía el orden y el rango de las compañías llamadas a servir, los cuales eran fijados anualmente por sorteo.

La ley sobre la Guardia Nacional quería canalizar una fuerza potencialmente revolucionaria y evitar así cualquier desbordamiento.

Los guardias nacionales de varias ciudades se enfrentaron por cuestiones sociales y religiosas.

Parte de los guardias nacionales fueron requisados para reforzar los efectivos del ejército.

Estos últimos vencieron, demostrando así la superioridad del ejército para mantener el orden.

Estas disposiciones se aplicaron a todas las Guardias Nacionales del país.

El Directorio pretendía así impedir que la Guardia Nacional emprendiera acciones políticas.

Ya estaba plenamente asimilada al ejército profesional en las batallas que se libraban en las fronteras nacionales.

Una nueva leva de 101.640 hombres fue decretada, aunque muchos fueran ancianos o inválidos.

Las listas eran establecidas por unos consejos formados por el alcalde y una comisión de notables nombrados por el prefecto.

Se creó un consejo disciplinario para juzgar las faltas y los delitos cometidos por los guardias nacionales durante su servicio.

El 29 de julio, la Guardia Nacional fue restablecida y el anciano general La Fayette fue nombrado a su mando.

El mismo día pasó revista a los guardias nacionales parisinos allí reunidos declarando: "Para mí, esto vale más que el sacro en Reims."

La Guardia Nacional reapareció más que nunca como una guardia burguesa protectora no solo del orden público, sino también de la alianza entre la Monarquía de Julio y los propietarios e industriales.

Muchos republicanos habían sido elegidos oficiales y algunos guardias se aliaron con los obreros insurrectos.

Esa jornada marca una ruptura entre la Guardia Nacional y los partidos de extrema izquierda.

Durante todo el Segundo Imperio, la Guardia Nacional fue asignada solamente a realizar tareas menores en un intento de mermar su influencia liberal y republicana.

Su creación se debía al recrudecimiento de las crisis exteriores, en particular con Prusia.

Según iba avanzando la guerra, se aumentaron sus efectivos y sus actividades al lado del ejército, sin que tuvieran una formación militar adecuada.

Participaron activamente en los acontecimientos parisinos y, al igual que la población, sufrieron la represión llevada a cabo por las tropas gubernamentales cuando éstas entraron en París y aplastaron la insurrección durante la "semana sangrienta", del 23 al 28 de mayo de 1871.

Hollande espera que comience a consultas parlamentarias de septiembre el año 2016 sobre este asunto.

Guardia nacional de 1791.
Lafayette , primer jefe de la Guardia Nacional. Grabado anónimo del siglo XVIII .
Antiguos monjes entrenándose en la Guardia Nacional. Caricatura anónima de 1790.
La Guardia Nacional parisina sale para unirse al ejército en septiembre de 1792. Óleo de Léon Cogniet (1836).
El general Moncey da órdenes al coronel de la Guardia Nacional parisina durante la defensa de París en marzo de 1814. Óleo de Horace Vernet .
Luis Felipe I entrega las banderas a la Guardia Nacional de París, el 29 de agosto de 1830. Óleo de Joseph-Désiré Court (1834).
Guardias Nacionales en una barricada, Comuna de París , 18 de marzo de 1871.