Además de su lengua materna alemana, se le enseñó a hablar francés, italiano y latín.Cuando entró en Estrasburgo, fue recibida en alemán, pero interrumpió el saludo diciendo: "Señores, hablo francés!".La impresión de su apariencia, sin embargo, no era tan buena, y fue considerada "terriblemente fea".Tan pronto como se casó con el delfín, se la llegó a considerar la segunda mujer más importante en la corte después de su suegra, la reina María Teresa de Austria.El rey era completamente indiferente a su situación y la acusó falsamente de tener hipocondría.