Otros muchos estudiosos han venido reclamando este término para hablar de un moderno periodo histórico, rico y diverso en manifestaciones literarias.Desde los años ochenta del pasado siglo, y por parte de algunos docentes, se está enfocando la producción artística de esta época desde aproximaciones más dinámicas e inclusivas, intentando superar categorías biológicas o apelativos coloquiales.[20] Cabe, en este sentido, destacar el papel que desempeñaron una institución como la Residencia de señoritas y la asociación Lyceum Club Femenino.Entre las narradoras, sobresalen nombres como los de Caterina Albert, Sofía Casanova, Carmen de Burgos, Concha Espina, Margarita Nelken, Magda Donato, Elena Fortún, María Teresa León, Luisa Carnés, Federica Montseny, Rosa Chacel, etc.[21] Fueron también muchas las autoras que accedieron al ámbito teatral y que cultivaron diversos géneros (dramas, tragedias, comedias, sainetes, teatro infantil), con piezas de carácter popular en unos casos y más renovadoras y vanguardistas en otros; entre ellas, podemos mencionar nombres como los de Pilar Millán Astray, Halma Angélico, Elena Arcediano, Mercedes Ballesteros, Teresa Borragán, Matilde Ras, Isabel Oyarzábal, Magda Donato, María Teresa León, Concha Méndez, Pilar de Valderrama, etc.[22] También las escritoras del periodo publicaron un número significativo de poemarios, adhiriéndose a las principales tendencias poéticas identificables en la evolución del género en la época, desde la influencia modernista inicial hasta el vanguardismo y la poesía social, pasando por la lírica popular.[27] Desde el Desastre del 98, surgirá en España la figura del intelectual con participación en la vida pública; y periódicos y revistas se erigen en plataformas desde las que los escritores dan a conocer sus creaciones e ideas con una proyección mucho más amplia que con otros soportes como el libro.Su definición quedó formulada a mediados del pasado siglo en Norteamérica con el New Journalism (o Nuevo Periodismo) como designador semántico; sin embargo, dicho periodismo literario, con formas y matices distintos, había sido una constante en las publicaciones españolas del siglo XX y aún antes, en el XIX, desde Mariano José de Larra a nombres tan ilustres como los de Gustavo Adolfo Bécquer o Leopoldo Alas Clarín que, a lo largo de su trayectoria, no fueron sino, ante todo, periodistas.Fueron muchos los escritores que se adhirieron al periodismo literario: José Ortega y Gasset (toda su obra ensayística, incluida la filosófica, fue periodística en origen), Ramón Pérez de Ayala, Eugenio d’Ors, Ramón Gómez de la Serna, Ernesto Giménez Caballero, María Luz Morales, Josefina Carabias, etc.Durante estos años, y especialmente en el primer tercio del siglo XX, se suceden numerosas cabeceras que ofrecen un espacio amplio para la difusión de ideas y de la creación cultural del momento.En 1909, tras abandonar El Cuento Semanal, Zamacois funda otra colección, Los Contemporáneos, con los mismos rasgos que su antecesora (periodicidad semanal, formato, etc.) si bien, a partir de 1918, reduciría su tamaño y la calidad de su papel para poder rebajar su precio hasta los diez céntimos, dado que, en 1916, había aparecido otra nueva colección, La Novela Corta, en forma de cuadernillo, que se vendía a tan solo cinco céntimos; y cuya salida revolucionó nuevamente el mercado editorial de la época.En resumen […] propició un cambio profundo y radical, de signo muy positivo, en el alicaído panorama editorial español que nuestra débil sociedad literaria había heredado del siglo anterior».[36] En La Esfera sobresalen Dhoy, Bartolozzi, Tito, Cerezo, Vallejo, Juan Vita, J. Morales, Echea, Néstor, Alcalá del Olmo, Apel-es-Mestres, Brando, Medina Vera y Rafael de Penagos, entre otros muchos.[40] Apel-es-Mestres, Llaverías, Lola Anglada y Jesús Sánchez Tena son firmas frecuentes en las publicaciones de las editoriales del libro infantil en Barcelona.La nómina principal estuvo formada por escritores del decadentismo modernista, como Francisco Villaespesa, Eduardo Zamacois, Rubén Darío, Emilio Carrere, Alejandro Sawa, Dorio de Gádex, José Náckens, Ernesto Bark, Luis Bonafoux, Pedro Barrantes, Manuel Paso, Joaquín Dicenta, Santiago Rusiñol, Andrés González Blanco o Enrique Gómez Carrillo.La nómina la completan otros autores menos estudiados: Armando Buscarini, Alfonso Vidal y Planas, Eliodoro Puche, Ricardo José Catarineu López-Grado, Xavier Bóveda, Enrique Cornuty, Rafael Lasso de la Vega, Antonio Palomero o Antón del Olmet.La recepción cultural en España, que agita las actividades artísticas, literarias, filosóficas, científicas y educativas, se produce gracias a una serie de autores con voluntad de acoger ideas del extranjero y comprometidos con el progreso social del país.Gracias a ellos se han recuperado nombres y obras de exiliados que es necesario seguir estudiando para valorar su producción.[50] La literatura española en el exilio es un legado rico que abarca novelistas (Rosa Chacel, Francisco Ayala, Ramón J. Sender, Max Aub), poetas (Enríquez Díez Canedo, Juan José Domenchina, Concha Méndez, Pedro Garfias, Juan Gil-Albert, Marina Romero, Ana María Martínez Sagi, Ernestina de Champourcin), dramaturgos (Rafael Alberti, Alejandro Casona, Rafael Dieste, Jacinto Grau, María Teresa León o María Martínez Sierra), ensayistas y editores (Gonzalo Losada, Antonio López Llausás, Arturo Cuadrado, Luis Seoane, Rafael Giménez Siles, Joan Grijalbo).En París, un español, Pablo Picasso, daba forma por esas mismas fechas a Las señoritas de Avignon e inauguraba la corriente cubista en la pintura.Un extraordinario foco cultural lo constituirá la madrileña Residencia de Estudiantes, fundada en 1910 por la Junta para Ampliación de Estudios: allí convivieron poetas como Lorca, Salinas, Guillén o Emilio Prados con artistas plásticos como Salvador Dalí o cineastas como Luis Buñuel.Juan Ramón Jiménez diseñó sus jardines; en sus salones dieron conferencias científicos como Marie Curie o Albert Einstein; filósofos como Henri Bergson o el conde de Keyserling; economistas como John M. Keynes; músicos como Maurice Ravel; el egiptólogo Howard Carter; escritores europeos como H. G. Wells, Paul Valéry, Chesterton, Paul Eluard, Louis Aragon, etc.La editorial madrileña Torremozas,[54] especializada en literatura femenina, ha rescatado textos de Josefina de la Torre, Carmen Conde, Concha Espina, Lucía Sánchez Saornil, etc. Laudable es el empeño que se lleva a cabo desde la Revista Mediodía[55] que publica estudios y se reproducen algunos textos literarios, «raros y olvidados», a nivel hispánico.
Placa conmemorativa en la Calle Lope de Vega de Madrid