[5]En 1919 su marido fue internado en un sanatorio en Madrid y será aquí donde Mercedes, asesorada por el abogado Rubén Rojo y Martín de Nicolás, quien se convertiría en su segundo marido, entrará en contacto con el mundo intelectual.
Finalmente, tras una conversación con Primo de Rivera fue censurada y se decretó su destierro a Fernando Poo (actual Bioko) en Guinea española por orden del dictador Primo de Rivera.
[10] También participó en política en las filas del Partido Colorado, colaborando con el gobierno de José Batlle Ordoñez, y fue oradora oficial del gobierno, realizando campañas promocionando la educación popular y reivindicó los derechos de la mujer solicitando el voto.
Bajo el seudónimo de Sor Suplicio atendía un consultorio sentimental radiofónico calando en las oyentes con sus mensajes.
[18] Fue ayudada por Jaime Torrubiano Ripoll que sería prologuista de su novela Él.
[24] Desde 1935 hasta 1943 residió en Cuba, isla desde la que tenía previsto regresar a España, de no haber sido porque comenzó la guerra civil en 1936.
También en la isla caribeña alzó la voz en favor del pueblo judío intentando solidarizar a la población cubana con las personas refugiadas que llegaban huyendo de la barbarie nazi.
[26] Finalmente, en 1943, tras fallecer su segundo esposo, se instaló en México de forma definitiva donde sus hijos (Pituka de Foronda y Rubén y Gustavo Rojo) comenzaron su carrera en el cine mexicano.
[27]También residió algunas temporadas en Madrid, pues sus hijos varones empezaban a intervenir en el cine español, incluso ella apareció, como artista invitada en dos producciones cinematográficas: El coleccionista de cadáveres (Santos Alcocer, 1966) y Días de viejo color (Pedro Olea, 1967).
A pesar de estas visitas esporádicas nunca permaneció mucho tiempo en la España franquista.
[1] Como epitafio de su tumba figuran los primeros versos del poema que en su día le dedicó Pablo Neruda: