Blanca de los Ríos

Su padre, Demetrio de los Ríos, arquitecto, su abuelo materno, médico, sus tíos, escritores como José Amador de los Ríos, y políticos, fueron una referencia a la que ella se supo acoger inteligentemente, aunque supiera que, por su condición de mujer, no todos los caminos le eran igualmente fáciles.

Escritora precoz, su primera novela Margarita se publicó en 1878, cuando tenía sólo dieciocho años, y a esta le siguieron los poemarios Los funerales del César (1880), Esperanzas y recuerdos (1881) que se volvió a editar ampliado en 1912, El romancero de Don Jaime El Conquistador y La novia del marinero de 1886.

Algo posteriores son sus siguientes novelas Melita palma (1901), Sangre española (1902) y La niña Sanabria (1907).

A Blanca de los Ríos se deben numerosos estudios sobre Tirso de Molina, a los que hoy generalmente se les reprocha, al menos en lo biográfico, un escaso rigor documental, que hace a Tirso hijo ilegítimo del Duque de Osuna, algo que se ha demostrado es completamente improbable; mucho mejor es la edición crítica de sus Obras completas.

Esta labor le valió el reconocimiento por parte de la Real Academia Española, de la que no llegó a formar parte pese a que fue presentada su candidatura.

[1]​ Otros textos que merecen ser destacados son los que publicó sobre Calderón de la Barca y su obra, La vida es sueño y los diez Segismundos de Calderón, así como sobre el Quijote: Sevilla, cuna del Quijote.

Su obra ha sido traducida a la casi totalidad de idiomas europeos.

El Montepío de la prensa le dedicó una placa en la casa donde vivió y falleció en Madrid, en la calle Jorge Juan nº 7.

Blanca de los Ríos en 1932.
Retrato de Doña Blanca de los Rios 1948, por Pedro Gross
Banquete celebrado en honor de Blanca de los Ríos, fotografía de Goñi ( Blanco y Negro , 12 de mayo de 1906)