Su primera vocación fue la pintura; después se interesó por el teatro, lo que le llevó a inscribirse en la escuela de declamación del Centro Instructivo Obrero, donde se impartían clases a los pobres.
En 1902 publicó su primer libro, Románticas,[3] poemario de tono becqueriano.
Bajo la influencia de los poetas malditos franceses (en especial, Verlaine, cuyos Poemas saturnianos tradujo y publicó en 1928), se sintió fascinado por la vida bohemia.
En algunas de ellas se hace evidente su afición a la teosofía, que le lleva a amistar con Mario Roso de Luna: El destino payaso, El sexto sentido, Un crimen inverosímil.
Entre 1935 y 1936 colaboró en Informaciones, una publicación de corte conservador[3] financiada por el banquero Juan March.
Como otros autores que se significaron a favor de la dictadura, su obra cayó luego en el olvido, siendo redescubierta en los últimos años del siglo XX, coincidiendo con un interés renovado por la bohemia y la literatura fantástica.