En busca de fortuna o por simple supervivencia, llegó a Madrid hacia 1880.
[nota 1] Rafael Cansinos Assens, que dejó algunas notas biográficas de Pueyo de muy diversa fortuna, puso en boca del inmigrante altoaragonés estas literarias frases: "No le puedo dar más de veinte duros por esto; crea usted que me sacrifico editando cosas que en realidad no se venden, pero no puedo evitarlo, en el fondo soy un romántico y un filántropo.
[nota 4] Cercana a la puerta del Sol, la librería de Pueyo ("cueva, covacha, covachuela, zaquizamí, chiribitil, tenducho, tabuco, cuchitril") en la calle Mesonero Romanos, atrajo y albergó durante años la tertulia que, entre otros menos conocidos, formaron Eduardo Barriobero, Emilio Carrere, Felipe Sassone, Felipe Trigo y Valle-Inclán.
También, durante un periodo, mantuvo en la calle Chinchilla una Oficina Editorial y Centro de Suscripciones.
Parece evidente la fuerza literaria del Pueyo hombre que se convirtió en una curiosa galería de personajes o inopinados heterónimos.