Cuando Matilde contaba con dos años, la familia se trasladó a Cuba, dejando al hermano en España, con un ama.
Leía mucho y escribía cuentos e historietas, que se convirtieron en cuentos que tuvieron un gran éxito al ser publicados por diversas revistas infantiles.
Dado su conocimiento del francés, que le había enseñado su madre, hizo traducciones de poemas de los autores Paul Verlaine, Charles Baudelaire, y Paul Valéry entre otros.
[6] Desde temprana edad se interesó por la grafología, a raíz del descubrimiento del libro Método práctico de Grafología de Juan Hipólito Michon.
Pronto conoció La escritura y el carácter de Jules Crépieux-Jamin, padre de la grafología francesa, que, posteriormente, se tradujo por su mediación y se publicó en 1933.
[8][9] Su labor grafológica, además de en distintos volúmenes específicos, se vertió en numerosas colaboraciones con revistas y periódicos madrileños – Por esos mundos, El Heraldo de Madrid[10], Blanco y Negro, Estampa, entre otros.
Por esas fechas, realizó también la parte correspondiente a Grafología de la Enciclopedia Espasa-Calpe.
Era gran conocedora de los clásicos y considerada especialista en el análisis del Quijote.