Más tarde, y también durante un breve período, ingresaría en la academia de Francesc d'A.
Galí, donde conocería a Cristòfol Ricart y Joan Miró, estableciendo con este último una estrecha amistad tanto en lo personal como en lo artístico.
Al finalizar la Primera Guerra Mundial viajó a París gracias a una beca del Gobierno francés, colaborando con diversas editoriales de la capital francesa, donde se relacionó con Francesc Macià y Josep Clarà.
En París se puso muy enferma y tuvo que volver a Cataluña donde encontró la paz y sosiego para su convalecencia en el pueblo de Cervelló (en Bajo Llobregat, Barcelona).
Así pues, en medio de aquel paisaje rural e indómito, se inspiró para crear el personaje de su primer gran libro Margarida, fiel autorretato suyo y que publicará en 1929.
Durante la Guerra civil española se afilió a la UGT y colaboró en la Comisariado de propaganda; con esta última publicaría en plena guerra civil española (1937) el que tal vez en su cuento más emblemático y reconocido: El més petit de tots.