Conocida como Colombine, también firmó con otros seudónimos como «Gabriel Luna», «Perico el de los Palotes», «Raquel», «Honorine» o «Marianela».
Se crio en Rodalquilar[2] (Níjar), donde su padre poseía tierras, minas y el cortijo La Unión.
Publicó sus primeros artículos en la revista satírica Almería Bufa, que dirigía su marido.
Desde 1898 comenzó a pasar cada vez más tiempo en el hogar paterno y alejada de su marido.
A su regreso de Francia creó una reunión semanal denominada ‘La tertulia modernista’, a la que acudían escritores, periodistas, músicos, artistas plásticos, poetas y artistas extranjeros de paso por Madrid.
En 1907, con la llegada al gobierno del conservador Antonio Maura, el ministro de Instrucción Pública Rodríguez-San Pedro la destinó a Toledo para alejarla de Madrid, según su biógrafa Concepción Núñez.
[5] Se relacionó con Benito Pérez Galdós, Vicente Blasco Ibáñez, Rafael Cansinos Assens, Juan Ramón Jiménez, Tomás Morales, Alonso Quesada, Julio Antonio, Julio Romero de Torres, Sorolla, entre otros.
[5] Desarrolló además una estrecha amistad con la escritora portuguesa Ana de Castro Osório.
[6][7] En el año 1908, Carmen fundó la Alianza Hispano-Israelí en defensa de la comunidad sefardí internacional.
[9] Carmen y Ramón Gómez de la Serna no se casaron, pero compartieron su vida y su pasión por la literatura durante unos veinte años, residiendo en distintos países, pero regresando siempre a Madrid.
Carmen esperaba que su hija María siguiera sus pasos como escritora, pero aunque logró ser publicada, prefirió dedicarse a la interpretación.
En 1921 capitaneó la primera manifestación sufragista en España que tuvo lugar en Madrid.
Clara Campoamor, junto con varios intelectuales, pidió que se diera su nombre a una calle de Madrid.
[5] En su obra La mujer moderna y sus derechos (1927) definía su postura como un feminismo conciliador al explicar: «No es la lucha de sexos, ni la enemistad con el hombre, sino que la mujer desea colaborar con él y trabajar a su lado».
Son muchos los homenajes que se le han hecho a través de darle su nombre a calles o edificios públicos en su provincia natal de Almería y en otros lugares.