Sordo a causa del sarampión (obligaba a los demás a hablar por señas), provisto de monóculo y vestido como un dandi, no se preocupó en ocultar su homosexualidad, que junto a otros aspectos que hoy pasarían por virtudes, lo convirtió en una oveja negra para la parte menos tolerante de la buena sociedad (su madre le retirará el saludo por haber colgado en el salón su colección de retratos de jóvenes púgiles).
Era amigo de Emilia Pardo Bazán, quien fue su introductora en el mundillo literario, y cuya tertulia casera frecuentaba.
En ese periódico tuvo una sección con el rótulo Modos y maneras en la que publicó cientos de artículos.
Marqués esteta, abierto homosexual[8] y dandi, aspiró a ser el antihéroe decadente que tantas veces plasmó en sus novelas.
El escritor y periodista José María Carretero, en una entrevista que hizo al marqués en 1916, le preguntó qué era lo que más le inquietaba e interesaba, a lo que Hoyos contestó: El crítico Eduardo Gómez de Baquero «Andrenio» escribió sobre su obra lo siguiente: En palabras de Julio Cejador y Frauca: Su temática oscila entre el cuento de terror, lo erótico y lo social.