Joris-Karl Huysmans

Los trabajos de Huysmans expresan un disgusto por la vida moderna y un profundo pesimismo, especialmente su obra más conocida, A contrapelo (À rebours, 1884).

[4]​ En A contrapelo (1884), con distintas traducciones, famosa novela que se convirtió en modelo del decadentismo más exquisito, rompe claramente con la estética naturalista; pues las tendencias al artificio por parte del protagonista, "Des Esseintes", son otros tantos impulsos hacia un ideal de vida.

Para documentarse, se entrevista con el abad Boullan (que había colgado los hábitos).

[5]​ "Là-bas" es una novela de éxito que ha tenido diversas traducciones; Luis Buñuel escribió un guion sobre ella con Jean-Claude Carrière[6]​que no llegó a filmarse.

Durante su estancia en el monasterio escribió "Sainte Lydwine", una biografía novelada sobre Santa Liduvina[7]​, que fue publicada posteriormente en París (1901).

A partir de entonces, Huysmans tomó la delantera en la lucha por imponer el impresionismo al público, al que presentó sucesivamente las obras de Claude Monet, Edgar Degas, Gustave Caillebotte, Paul Cézanne, Camille Pissarro, Paul Gauguin, Georges Seurat.

Fustiga a los principales representantes del Neoclasicismo: Alexandre Cabanel, Jean-Léon Gérôme o Carolus-Duran.

Alrededor de 1889, Huysmans descubrió las obras de Odilon Redon, Gustave Moreau, Jean-François Raffaëlli y Félicien Rops y participó en gran medida en dar a conocer al público el movimiento del simbolismo en la pintura.

En "Arte moderno", escribe sobre la visita a salones oficiales y exposiciones impresionistas; en "Algunos", relata sus gustos personales, sobre todo los pintores Pierre Puvis de Chavannes, Gustave Moreau, Odilon Redon, Félicien Rops, etc. Claude Monet, después de leerlos, dijo: “Nunca se ha escrito tan bien, sobre los artistas modernos".

Paul Valéry percibió su novedad, y Marcel Proust lo tuvo muy en cuenta para transmitir sus sensaciones entremezcladas.

En los últimos años se han reeditado en Francia sus novelas en antologías, y se han logrado nuevos libros suyos desde diversas perspectivas, sea Zola, sus escritos artísticos, las entrevistas con la prensa o su correspondencia.

Luego se interesó por todas las formas de arte sacro, desde la literatura mística (Jan van Ruusbroec, Teresa de Ávila, etc.), hasta el canto llano, pasando por la pintura y la escultura religiosa.

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