Joseph-Antoine Boullan

Allí se llevan a cabo prácticas escandalosas: así, cuando una monja enferma, Boullan la trata, ya sea con la ayuda de hostias consagradas o mediante orina y heces aplicadas a modo de emplasto.

[3]​ Este supuesto crimen nunca fue descubierto, pero el obispado recibió denuncias sobre ciertos medios que utilizaba Boullan para obtener dinero y sus extraños métodos terapéuticos.

[cita requerida] Llama la atención del arzobispado por las opiniones heréticas que desarrolla en su reseña, en particular una extraña teoría de la sustitución mística, según la cual a "almas restauradoras" se les daría la misión de pecar para que otros no pequen.

Esta curiosa concepción naturalmente abría el camino a todo tipo de libertinaje.

Además, bajo la apariencia de exorcismo, enseñaba a las monjas atormentadas por obsesiones diabólicas métodos de autosugestión y autohipnosis que aparentemente les permiten tener, en sueños, relaciones carnales con los santos y con Jesucristo.

Entró en contacto con el taumaturgo Eugène Vintras, de Tilly-sur-Seulles, que afirmaba ser la reencarnación del profeta Elías, enviado a la tierra para preparar "el Tercer Reino, la era del Paráclito, la venida de Cristo glorioso", quien le regala algunas de sus "hostias milagrosas", en las que se trazan símbolos cabalísticos con sangre.

Se admiten audiencias mucho menores para las "Uniones de vida", las ceremonias más importantes.

Como señaló Stanislas de Guaita, Boullan estableció así la fornicación como práctica litúrgica.