En la creencia religiosa, el exorcismo (en griego antiguo, ἐξορκισμός; romanización, exorkismos; literalmente ‘obligar mediante juramento, conjurar’)[1][2] es la práctica religiosa o espiritual realizada contra una fuerza maligna, utilizando diversos métodos cuyo fin es expulsar, sacar o apartar a dicho ente de la persona, objeto o área que se encuentra poseída por la entidad maligna (ver, como ejemplo, posesión demoníaca) quien somete y controla al poseído.
Los exorcismos pertenecen a la gama de actos apotropaicos que han sido comunes desde la antigüedad.
Hay evidencia de exorcismos en Mesopotamia, donde los sacerdotes mašmāšu o ašīpu, que eran especialmente cultos, se presentaban como comisionados de los dioses y usaban con el poseso diálogos prefijados, palabras, gestos, amuletos y consejos protectores, todo ello en lugares al aire libre, ya que los templos eran reservados para el culto divino.
[4][5] Los exorcistas también podían ser utilizados en procesos judiciales si los testigos se sentían amenazados por «hechizos».
Es una práctica budista que consiste en recitar ciertos versos y escrituras del Canon Pali para alejar la desgracia o el peligro.
Según este relato, los dioses, preocupados porque en la tierra prevalecían los demonios, mandaron a Gesar para que terminase con ese poderío.
Las familias limpian sus casas en este día, decoran las habitaciones y comen una sopa de fideos especial llamada «Guthuk» (༼དགུ་ཐུག་༽).
Los ángeles habrían enseñado a Noé las herramientas necesarias para luchar contra los demonios de la tierra.
[24] En el Génesis apócrifo se habla de que Abraham impuso las manos en una persona e imploró para expulsar a un demonio.
Se sabe, por un amuleto galileo del siglo III y por algunos papiros mágicos griegos, que el sello de Salomón era usado contra los demonios.
[24] Del total de veinticuatro milagros obrados por Jesucristo en los cuatro evangelios canónicos siete casos son exorcismos:[25] En Mateo 12:22-36, Marcos 3:20-27 y en Lucas 11:14-26 Jesús es acusado de expulsar a los demonios con el poder de Belcebú pero él lo desmintió diciendo que si el demonio estaba expulsando a otros demonios su reino se encontraría dividido y no podría subsistir.
Los rituales dominantes suelen tener esto en cuenta, asegurándose de que no haya violencia hacia el poseído o poseída, solo que se les ate si hay potencial de violencia.
[35] Las solicitudes y los rituales de exorcismos empezaron a decaer en los Estados Unidos en el siglo XVIII y ocurrieron raramente hasta la segunda mitad del siglo XX, cuando el público vio un fuerte aumento debido a la atención que estaban recibiendo los exorcismos en los medios de comunicación.
La tercera respuesta más frecuente fue que cualquier cristiano maduro podía expulsar demonios en el nombre de Jesús.
La respuesta menos frecuente fue la que ponía énfasis en el bautismo, la comunión y la liturgia para expulsar demonios frente a la Biblia o al Espíritu Santo.
En su segundo párrafo, este canon dice que el ordinario del lugar solamente puede nombrar exorcistas a un "presbítero piadoso, docto, prudente y con integridad de vida".
[44] En el número 37 se permite que las conferencias episcopales adapten los signos y gestos del ritual a las costumbres de cada lugar.
La oración deprecativa recogida en el ritual de exorcismos tiene tres párrafos: se pide a Dios que mire al atormentado, en el segundo se suplica evocando a Israel y a Jesús y pidiendo la intercesión de la Virgen María, en el tercero se pide la intercesión de san Miguel arcángel, san Pedro y san Pablo y "todos los santos" que "derrotaron al Maligno" para que se restituya la serenidad espiritual de la persona.
[51] Dentro de las acciones extraordinarias del demonio, que son menos habituales, Amorth enumeró seis tipos y tres causas.
[67] La Iglesia considera que la posesión demoníaca es el principal medio del diablo para esclavizar a la humanidad y rebelarse contra Dios.
Al igual que sus homólogos católicos, los sacerdotes ortodoxos aprenden a distinguir la posesión demoníaca de la enfermedad mental, concretamente observando si el sujeto reacciona negativamente ante reliquias o lugares sagrados.
La posesión demoníaca fue mencionada dos veces por Joseph Smith, el fundador de la confesión religiosa.
Una espesa oscuridad se cernió sobre mí y por un momento me pareció que estaba condenado a una repentina destrucción.
Pero ejerciendo todas mis facultades para invocar a Dios para que me librara del poder de este enemigo que se había apoderado de mí, y en el preciso momento en que estaba dispuesto a hundirme en la desesperación y abandonarme a la destrucción, no a una ruina imaginaria, sino al poder de algún ser real del mundo invisible que tenía un poder tan maravilloso como nunca antes había sentido en ningún ser, justo en este momento de gran alarma vi una columna de luz exactamente sobre mi cabeza por encima del brillo del sol, que descendió gradualmente hasta caer sobre mí.
Luego, con la ayuda de otras personas que creen en la curación por la fe, se esfuerzan por curarles sin utilizar medicamentos ni ninguna otra cosa.
Esto no ha salido bien, y las críticas de científicos, funcionarios de la salud y el público en general han expresado sus temores y disgustos por los que esta práctica debería detenerse, ya que el individuo enfermo a menudo muere cuando podría haberse salvado si se le pusiera en el sistema de salud común.
[87] Los medios básicos de exorcismo son el mantra (una pronunciación sagrada de ciertos fonemas o frases que suele estar relacionada con una deidad concreta) y el yajña (un sacrificio, ofrenda o ritual realizado ante un fuego sagrado).
Se realizan de acuerdo con las tradiciones védicas así como el Tantra, las enseñanzas y prácticas esotéricas posteriores del hinduismo.
[85] Términos para referirse a las prácticas de exorcismo en el islam incluyen los de ṭard (o dafʿ) al-shayṭān/al-yinn (expulsión del demonio/espíritu), ʿilāch (tratamiento), e ibrāʾ al-maṣrūʿ (curar al poseído), pero también se utiliza ruḳya (encantamiento)[89] para exorcizar diversos espíritus.
Destacan las publicaciones; "Cómo enfrentar el demonio y cómo vencerlo[94]", del arzobispo Andrés Tirado Pérez,[95][96] un conocido exorcista colombiano, y "El exorcista[97]", del norteamericano William Peter Blatty[98] entre otros.