En lo que se ha dado a llamar los mexicanos, su identidad nacional, influyen elementos culturales de las más diversas índoles: lo moderno, lo antiguo y lo reciclado.
El 22%-30% de la población indígena total del país vive en las tres principales ciudades: Monterrey, Cancún y Guadalajara.
[cita requerida] La riqueza natural del país, su pluralidad y sus valores, por lo tanto, proporcionan características muy propias a “lo mexicano”.
En el siglo XX, alcanzó renombre mundial con artistas que expresaron en sus trabajos la crítica social, como los muralistas David Alfaro Siqueiros, José Clemente Orozco y Diego Rivera.
Otros artistas destacados son José Luis Cuevas, Rufino Tamayo y Francisco Toledo.
De esta época destacan figuras como Dolores del Río, Pedro Armendáriz, María Félix, Pedro Infante, Luis Aguilar, Jorge Negrete, Mario Moreno «Cantinflas» y Germán Valdés «Tin Tan», entre otros.
Entre el final del siglo XX, y principios del XXI surge una segunda Época de Oro, en la cual destacan ya no las industria sino sus representantes, quienes son reconocidos en todo el mundo como los mejores.
Como ejemplos Alejandro González Iñárritu, Alfonso Cuarón, Guillermo Arriaga, Guillermo del Toro, Emmanuel Lubezki, Carlos Cuarón, Gael García Bernal, Diego Luna y otros a principios de los años 20.
El conflicto concluyó con un mutuo acuerdo y una nueva legislación que otorgó personalidad jurídica a las iglesias.
El contexto de las iglesias en México es diverso y amplio; aunque la religión católica predomina en el país, cada vez es más frecuente que otras creencias religiosas se vienen abriendo paso y creciendo (como los evangélicos).
La religión católica en México representa actualmente el culto más importante y extendido del país.
Se estableció en el siglo XV, con la llegada de la monarquía hispánica a los territorios mexicanos.
Las personas a quienes les toque el muñeco deben preparar tamales, atole o poner la casa para la fiesta de la Candelaria.
En estas fechas vemos distintos desfiles, manifestaciones populares y representaciones de lo sucedido con Jesús.
Sin embargo también encontramos que los jóvenes se van de fiesta y es una época donde ocurren muchos accidentes.
[4] Llegan a la ofrenda y toman la esencia de todo lo puesto en ella para recordar cuando estaban vivos.
La pintura del siglo XIX tuvo una influencia romántica muy marcada, los paisajes y los retratos fueron la mayor expresión de esta época.
La pintura mexicana del siglo XX ha alcanzado renombre mundial con figuras como David Alfaro Siqueiros, José Clemente Orozco, Joaquín Clausell, Frida Kahlo y Diego Rivera, generación de idealistas que marcaron la imagen del México moderno ante fuertes críticas sociales y económicas.
Con la llegada de los españoles se introdujeron teorías arquitectónicas del orden clásico y formalidades arábigas, al construirse los primeros templos y conventos monásticos; se proyectaron modelos únicos en su tipo que fueron la base de la evangelización de los pueblos indígenas marcando su ideología dentro del estilo arquitectónico denominado tlaquitqui (del náhuatl; obrero o alarife), años más tarde el barroco y el manierismo se imponen en grandes catedrales y edificios civiles, mientras que en zonas rurales se construyen haciendas o fincas señoriales con tendencias mozárabes.
[5] En la búsqueda de una arquitectura nueva que no semejara a los estilos del pasado logra una manifestación conjunta con la pintura mural y el paisajismo.
Luis Barragán logró conjuntar la forma del espacio con formas de la arquitectura rural vernácula de México y países del Mediterráneo (España-Marruecos), integrando un colorido impresionante que maneja la luz y la sombra en distintas tonalidades abriendo una mirada al minimalismo internacional.
La primera vez que se pudo ver una película en el cine mexicano fue en el año 1895, gracias a sus inventores: Louis y Auguste Lumière, pero solo hasta 1931 surgieron las películas con sonido, gracias a un nuevo aparato sincronizador de sonido, inventado por los hermanos Rodríguez (Roberto y Joselito), que trabajaban en Hollywood.
Esta ópera da inicio a la fecunda y aún poco estudiada historia de la creación operística mexicana no interrumpida desde entonces durante trescientos años.
En la primera mitad del siglo XX sobresalen en la creación operística mexicana Julián Carrillo y los compositores cercanos a él como Antonio Gomezanda, Juan León Mariscal, Julia Alonso, Sofía Cancino de Cuevas, José F. Vásquez, Arnulfo Miramontes, Rafael J. Tello, Francisco Camacho Vega, Efraín Pérez Cámara.
Todos ellos han sido relegados por la historiografía musical oficial que tan solo reconoció la obra de los compositores nacionalistas.
Desde finales del siglo XX en México (y toda Latinoamérica) hay un creciente interés de los compositores por escribir ópera.
Entre los compositores mexicanos de inicios del siglo XXI que sobresalen con sus óperas debe mencionarse a Federico Ibarra, Daniel Catán, Leandro Espinosa, Marcela Rodríguez, Víctor Rasgado, Javier Álvarez, Roberto Bañuelas, Luis Jaime Cortez, Julio Estrada, Gabriela Ortiz, Enrique González Medina, Manuel Henríquez Romero, Leopoldo Novoa, Hilda Paredes, Mario Stern, René Torres, Juan Trigos, Samuel Zyman, Mathias Hinke, Ricardo Zohn-Muldoon, Isaac Bañuelos, Gabriel de Dios Figueroa, Enrique González-Medina, José Carlos Ibáñez Olvera, Víctor Mendoza y Emmanuel Vázquez.
Agustín Víctor Casasola fue un fotógrafo que logró establecerse como retratista por antonomasia de la clase gobernante: Porfirio Díaz, Francisco Villa, Huerta, entre otros.
Otros representantes de la fotografía son Lola Álvarez Bravo, Edward Weston, Tina Modoti, Julián Carrillo, Gabriel Figueroa, Enrique Segarra, Aramando Salas Portugal, Mariana Yampolsky, Lázaro Blanco, Juan Rulfo, Pedro Valtierra, Pedro Meyer Enrique Bossterman, Enrique Segarra hijo, Gavilán, Markova, Fabritzio León, Emanuel Lubezky, Rodrigo Prieto, entre otros.
Los talk shows sensacionalistas, tan exitosos a finales de los años noventa, han perdido terreno por considerarse ofensivos para ciertos sectores.