Para esta época, el poder político del pueblo zapoteco se encontraba dividido entre varias ciudades-Estado, como Zaachila, Yagul, Lambityeco y Tehuantepec.
La más antigua de las estructuras que han sido descubiertas fue construida alrededor del año 600.
[1] Durante esta fase debió consolidarse el espacio monumental que constituye la actual zona arqueológica de Tula, consistente en dos grandes basamentos piramidales, dos canchas para el juego de pelota y varios palacios que pudieron ser ocupados por la élite tolteca.
Por esta época, Tollan-Xicocotitlan se convirtió no solo en el corazón de las redes comerciales mesoamericanas.
La zona está conformada por cinco pirámides denominadas “Yácatas” que presentan forma rectangular y semicírculo desde su base escalonada, además de otros conjuntos arquitectónicos.
Sin embargo, estudios más recientes[3] sugieren que pudieron haber sido la expresión cultural de un sistema político muy extendido y prestigioso durante el posclásico temprano en toda Mesoamérica.
Los investigadores calculan que la población probablemente llegó a tener unos 3500 habitantes, pero se desconocen su filiación lingüística y étnica.
Con la llegada de los españoles se introdujeron teorías arquitectónicas del orden clásico y formalidades arábigas, al construirse los primeros templos y conventos monásticos; se proyectaron modelos únicos en su tipo que fueron la base de la evangelización de los pueblos indígenas marcando su ideología dentro del estilo arquitectónico denominado tequitqui (del náhuatl; obrero o alarife), años más tarde el barroco y el manierismo se imponen en grandes catedrales y edificios civiles, mientras que en zonas rurales se construyen haciendas o fincas señoriales con tendencias no tan mozárabes.
Se basaron en el modelo monástico europeo, pero añadieron elementos innovadores en la Nueva España como la cruz atrial y la capilla abierta, además de caracterizarse por ostentar diversas corrientes decorativas y una apariencia recia como fortalezas militares.
Aún más que en su equivalente español, el barroco americano se desarrolló como un estilo de decoración del estuco.
Fachadas con torres gemelas de muchas catedrales americanas del siglo XVII tienen raíces medievales.
La auténtica capital del barroco mexicano es Puebla, donde la abundancia de baldosas pintadas a mano y piedra local gris llevaron a una evolución muy personal y localizada del estilo, con un pronunciado sabor indígena.
Proveniente de la palabra portuguesa barrueco que significa impuro, abigarrado, extravagante, osado, el ejemplo más impactante del arte barroco novohispano se encuentra en la arquitectura religiosa, donde los artesanos indígenas le dieron un carácter único.
El ethos barroco sacudió en México las formas y proporciones clásicas para contribuir a forjar así una identidad mexicana.
La mayor parte del trabajo fue proporcionado por los indios locales, y se cree que ellos proveyeron la creatividad artesanal.
El interior es lujosamente decorado con ornamentos mostrando a una mezcla de la Nueva España y adornos artísticos indígenas.
Ya para comienzos del siglo XIX y al ser consumada la independencia mexicana del dominio de España en 1821, la fortaleza e isla se convirtieron en el último baluarte de la metrópoli por recuperar su antiguo dominio.
Este sistema presidial surge como una estrategia de poblamiento por los españoles durante el Virreinato que consistía en una edificación para defender a los soldados y funcionar como refugio temporal ante los ataques, la cual era desmontada una vez que se pacificaba la zona.
Cada presidio era construido a una distancia prudente de otro que permitiera el mutuo apoyo.
Al ser desmontado el presidio era olvidado y convertía posteriormente en una población que aprovechaba cualquier resto de construcción abandonada para hacer sus casas, trojes y formando la plaza principal que alguna vez fue el espacio central del presidio.
Por eso, el porfiriato se caracterizó por una extraña mezcla de progresismo y conservadurismo.
Durante su dictadura, México logró un importante progreso económico, apoyado por el crecimiento de la población del país.
[8] En la búsqueda de una arquitectura nueva que no semejara a los estilos del pasado logra una manifestación conjunta con la pintura mural y el paisajismo.
En 1941 adquirió la ciudadanía mexicana Felix Candela, en Acapulco comenzó su verdadera carrera como arquitecto con el diseño de algunas casas y hoteles.
Variantes de estas estructuras (paraboloide hiperbólico), se utilizaron en iglesias, donde proporcionan un gran espacio despejado para el culto.
En 1990, al designar el terreno para la construcción de una «nueva» catedral para la ciudad, se quiso erigir como un monumento para la oración, por la reconciliación y la paz entre hermanos.
Sin embargo; es uno de los periodos históricos donde más obra se ha construido en los últimos años en este país, eso hace ver notables cambios en los arquitectos del siglo XX y en los nuevos arquitectos recién egresados de las instituciones mexicanas y extranjeras.
Los eco-rascacielos son ya una realidad en algunos conjuntos urbanos del país, buscan tener menor demanda de energía y emplean ecotécnicas industriales en la construcción, tratan de recuperar los espacios verdes e intentan aprovechar la energía solar; la eco-arquitectura mexicana parte del vernaculismo y se manifiesta con adelantos tecnológicos del siglo XXI de la arquitectura internacional.
La revista fue publicada por más de cuarenta años, en 119 números, teniendo una enorme influencia en la arquitectura mexicana del siglo XX.
En 1976, por medio del presidente José López Portillo, fue designado secretario de Asentamientos Humanos y Obras Públicas, cargo en el que permaneció los seis años del gobierno; al concluir, continuó el ejercicio de su profesiónCita.