Su hermano Alejandro, quien también figuró como su modelo para algunas obras, dejó algunos dibujos y óleos de factura aceptable.
Tanto su madre, Carmen Suárez, como su padre, aprobaron la vocación que desde pequeño eligió Julio Ruelas, quien, a diferencia del resto de sus hermanos, no realizó una actividad profesional bien remunerada ni bien vista para los estándares de la época.
Por su parte, la única hija del matrimonio Ruelas Suárez, Margarita (conocida por aparecer en dos retratos al óleo de su hermano Julio) se casó con un extranjero acaudalado, Pablo Alexanderson.
[4] Los pintores que lo influenciaron durante sus primeros tres años en sus estudios artísticos en Alemania fueron Arnold Böcklin y Félicien Rops, en sus obras al óleo se refleja su estilo satánico ilustrador.
[10] Estas afirmaciones podrían hacer suponer que Ruelas está en un puesto secundario en la ilustración modernista hispana, mas no es así; una original pulsión fúnebre, un regusto por el sufrimiento físico y una curiosa y cómica tendencia hacia la hibridación distinguen su personalidad gráfica.
En algunos de sus temas líricos, como en La domadora, El ahorcado, La araña o El sátiro ahogado, Ruelas se ve influenciado por Böklin; sin embargo, en la forma en que despliega el cuerpo humano, también es posible advertir similitudes con Fritz Schider y Franz von Stuck.
Julio Ruelas encontró en esta publicación un vehículo que armonizaba con sus gustos e inquietudes estéticas.
La agenda política cambió, los intereses de la nación también, y junto a estos, las inquietudes estéticas.
[26] Aunque Ruelas mostró habilidad en diferentes estilos, como se aprecia en algunos de sus paisajes y naturalezas muertas, destacó sobre todo en el retrato, los cuales elaboró con técnicas, factura e iconografía diversas.
En ellos se puede apreciar la precisión en el trazo, así como conocimiento del dibujo y una captación exacta de los matices que moldean a las figuras.