El flamenco Simón Pereyns vino a la Nueva España en 1566 y es considerado el más notable pintor de esta época.";[2] lo que se aprecia en los materiales empleados, el manejo del color y las formas, así como en la expresión temática.Del último se trajeron numerosas obras para las iglesias de la Nueva España.Al final del período barroco la figura de Bartolomé Esteban Murillo se hace presente en los talleres novohispanos.A la par con la construcción de templos y casas proliferan los temas religiosos.[5] Una descripción del arte colonial nos dice: "En el “Patrocinio de San José sobre el Colegio Carolino” se aprecia como figura principal de la obra a San José, quien carga sobre su lado izquierdo al niño Jesús.En la parte superior se observa a otros dos pequeños ángeles con la intención de coronar al santo"."Por siglos, la obra fue atribuida a Manuel Caro, pero las minuciosas labores de restauración permitieron encontrar la firma del autor original: Miguel Cabrera.[7] Destacan en esta época: Pelegrín Clavé, Juan Cordero, Felipe Santiago Gutiérrez y José Agustín Arrieta.En México, en 1846 se contrató a Pelegrín Clavé para dirigir la reapertura de la Academia de San Carlos, organismo desde el que fomentó la temática histórica y el paisajismo con una visión europeísta.
Frescos de Bonampak, Chiapas.
Ex Convento de san Francisco, Tlaxcala, México.
Cristóbal de Villalpando, San Ignacio en Tierra Santa, 1710, Museo Nacional del Virreinato.