Su muerte se da en 1714, siendo enterrado en la iglesia de San Agustín.
[2] Lamentablemente y a causa quizá de fallas tectónicas en las bóvedas del edificio, Villalpando no pudo concluir el ciclo de seis lienzos que completó Juan Correa, a quien se deben Entrada en Jerusalén y La Asunción de la Virgen.
[3] Se considera que el pintor alcanzó su plenitud artística en el periodo entre 1690 y 1710.
[2] Villalpando es reconocido por la representación de los Siete Arcángeles en sus obras.
[2] No se le conoce un discípulo como tal, pero su arte incidió en pintores de la siguiente generación como José de Ibarra y Nicolás Rodríguez Juárez.