Ya en Puebla, don Lorenzo estableció una tienda de estampas grandes, en donde el joven Miguel empezaría a trabajar.Entró entonces a estudiar pintura con Pablo Talavera, renombrado pintor de la época, serviría luego como oficial mayor para otros pintores, hasta que puso su propio taller.[3] Esto dio como resultado que sus pinturas fueran defectuosas en cuanto a su perspectiva y anatomía, pero aun así reflejen una facilidad de ejecución por lo fecundo de esta.Otras características suyas son la ausencia del gris y el no corregir pinceladas, además de firmar, a petición, obras ajenas para aprovechar su prestigio.[3] El pintor Julián Ordóñez realizó un retablo de mampostería para dar marco a esta obra.