[2] Según registros de la propia Catedral era un maestro muy apreciado por su magnífico desempeño.
[2] Lo más probable es que Gutiérrez de Padilla llegara a la Nueva España entre 1620 y 1622.
[2] Según Robert Stevenson, Gutiérrez de Padilla manejaba una fábrica de instrumentos musicales que se vendían en Guatemala, en la cual trabajarían negros esclavos, como era común en la Nueva España.
[2] Así en una resolución del cabildo del 8 de febrero de 1656 le exigió por incumplimiento todas las composiciones en su haber, las que gracias a ese acto aún se conservan en buen estado 8 villancicos y mucha música polifónica, el cual reconociendo su importancia mandó a restaurar y a encuadernar.
Las razones del desconocimiento, además de considerarla culturalmente sin importancia, radicaban en el difícil acceso a las fuentes primarias como son los archivos eclesiásticos, donde ningún crítico tenía acceso apreciar su valor.