Se caracterizó por sus fuertes discrepancias internas, que dieron lugar a tres escisiones sucesivas, todas ellas por su ala izquierda.
La más importante fue la última, motivada fundamentalmente por la división de opiniones respecto a las relaciones que se debían mantener con el Partido Socialista Obrero Español.
[1] El Partido Republicano Radical Socialista elaboró un manifiesto fundacional en diciembre de 1929, que fue publicado al mes siguiente.
La reducida presencia catalana sugiere que Marcelino Domingo no había conducido a sus seguidores del Partit Republicà Català al nuevo partido, aunque él mantenía la doble militancia.
[12] Gordón Ordás presentó una ponencia táctica que se oponía frontalmente a la participación electoral y defendía la acción directa revolucionaria.
Por tal motivo, se preparaba un pronunciamiento militar que debía ir acompañado de una huelga general pacífica convocada por los sindicatos.
La prematura rebelión fue abortada, los capitanes fusilados y la mayoría de los miembros del gobierno provisional fueron encarcelados, aunque Domingo consiguió escapar.
Esta decisión fue criticada públicamente por la extrema izquierda radicalsocialista, representada por Arderíus, que propugnaba la «acción ejecutiva» contra el régimen.
[23] Ambos ministros radicales socialistas también tomaron partido en las discusiones que sacudieron al gobierno provisional acerca de la candente cuestión religiosa.
Sin embargo, en varias provincias se aliaron con los socialistas para enfrentarse a los radicales, muchos de cuyos militantes les reprochaban todavía la división creada.
El miembro del PRRS Joaquín Pérez Madrigal llegó a decir despectivamente que «ese problema de la juridicidad» amenazaba paralizar la República.
Los cuatro diputados vasconavarros del PRRS se opusieron ferozmente al proyecto no tanto por autonomista cuanto por conservador y católico.
En nombre del partido, sú única diputada, Victoria Kent, se enfrentó a la radical Clara Campoamor con el razonamiento de que las mujeres no estaban aún preparadas para ejercer tal derecho.
Finalmente, los radicales socialistas y el PSOE lograron incluir una mención a una ley especial que crearía un cuerpo consultivo para asuntos de gobierno.
Sin embargo, una cuestión de confianza formulada por Azaña reveló que Botella, Eduardo Ortega y Gomáriz eran cada vez más críticos con la política gubernamental.
[55] Paradójicamente, por esas fechas se incorporó a la Minoría Radical Socialista de las Cortes un sacerdote católico, el atípico Luis López-Dóriga.
Y para promover una planificación indicativa en el sector creó un Consejo Ordenador de la Economía Nacional formado por técnicos independientes que no llegó a tener trascendencia práctica.
Cuando cesó en el cargo al año siguiente los campesinos asentados eran menos de dos mil, lo que acabó por desacreditar su imagen como gestor.
Por otro lado, se intentó mejorar la alimentación de los presos, estableciendo un sistema centralizado y que concedía cierta participación a los propios reclusos, si bien la medida tuvo un éxito limitado.
Aunque Manuel García Becerra participó en una comisión autonomista creada en octubre de 1931, una minoría encabezada por Domingo Quiroga se unió a los radicales para combatir el proyecto.
Sin embargo, los rabassaires —viticultores aparceros— estaban muy descontentos con él por no haber satisfecho sus demandas como ministro de Agricultura, lo que le supuso tener un mal resultado en las zonas rurales.
El día 7 intervino por fin Domingo —a quien apoyaban en la ejecutiva Salmerón, Albornoz y Ruiz Maya— que repitió sus conocidos argumentos en defensa del Gobierno de forma emocionante.
A Azaña le disgustaron ambos discursos, pues la idea de «concentración republicana» tenía también defensores en su propio partido.
Finalmente, Domingo Barnés en Instrucción Pública y Ramón Feced en Agricultura fueron los ministros del partido el 12 de septiembre.
Aunque los dos sectores enfrentados habían recabado apoyos, el de Gordón contaba con la ventaja que le proporcionaba ocupar la secretaría general.
Este sector acabaría formando en enero de 1934 el Partido Agrario y declarándose republicano, pero no se había presentado como tal a las elecciones.
[nota 7] De esta forma, tras haber roto con sus correligionarios por la izquierda, el partido quedaba ahora también aislado por su derecha.
Sin embargo, el 14 de febrero, AR y PRRSI anunciaron que ambos partidos se iban a fusionar separadamente del resto.
[115] Casi al mismo tiempo, Felipe Sánchez-Román creaba su Partido Nacional Republicano contando con Ramón Feced y otros antiguos radicales socialistas.
Los nuevos hechos radicalizarían aún más a la sociedad española, pero el Partido Republicano Radical Socialista ya no existía como tal.