Primer gobierno de Martínez Barrio

Una vez concluida su misión, dio paso a un nuevo gobierno de centro-derecha presidido por el también radical Alejandro Lerroux.

Aunque Indalecio Prieto defendía la continuidad en el gobierno, Julián Besteiro y Francisco Largo Caballero —desde posiciones antagónicas— eran partidarios de pasar a la oposición.

Pero, puesto que Lerroux había sido rechazado por las Cortes, recurrió al número dos del partido: Diego Martínez Barrio.

[nota 1]​ Este se encontró con que Azaña (Acción Republicana) y Marcelino Domingo (PRRSI) exigían la participación del PSOE en el nuevo gobierno.

Ya entrada la noche, el líder radical los recibió y, quizá por no parecer intransigente, aceptó contar con los socialistas como socios de gobierno.

A continuación, Azaña visitó al socialista Indalecio Prieto para ofrecerle la vuelta al gobierno, pero los socialistas rechazaron dicha posibilidad invocando su propia interpretación del artículo 75 de la Constitución, según la cual Martínez Barrio no podía presidir el gobierno por haber sido ministro en el ejecutivo rechazado por el parlamento.

Azaña pidió a Prieto que expusiera por escrito su rechazo, pero este no lo hizo.

Lo importante era que el gobierno encargado de organizar las elecciones iba a estar presidido por un radical.

El Partido Radical preveía una espléndida victoria en las urnas obteniendo unos 170 puestos en las Cortes y convirtiéndose en la primera fuerza política por delante de la derecha.

El evento se celebró bajo protección policial y sin ningún incidente.

[18]​[nota 2]​ Por su parte, las derechas se presentaron unidas en un Frente Único de Derechas liderado por la Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA) de Gil Robles e integrado también por Renovación Española, Comunión Tradicionalista, Liga Catalana y el grupo que se convertiría poco más tarde en el Partido Agrario.

[20]​ En cuanto al Partido Radical, no llegó a formar ninguna alianza orgánica, pero estableció unos eficaces acuerdos locales.

[22]​ A dos semanas de las elecciones se produjo un hecho que creó tensiones dentro del gobierno.

Lerroux renunció a negociar nuevas coaliciones con las izquierdas; al contrario, optó por pactar con las derechas en algunas circunscripciones y rompió con los radical-socialistas en Alicante.

El radical-socialista Gordón hizo autocrítica y atribuyó su mal resultado a no haber sabido diferenciarse de los socialistas.

[29]​ Más determinante pudo ser la llamada a la abstención de la CNT, que tuvo importancia clara en ciertas regiones.

[30]​ Pero lo cierto es que el resultado electoral se explica sobre todo por un claro desplazamiento del voto hacia la derecha.

[27]​ Pese a ello, las elecciones habían sido las más limpias de las celebradas hasta entonces en España.

[25]​ El resultado electoral dio lugar a llamativas reacciones por parte de los políticos que habían traído la República.

El jefe de gobierno rechazó la propuesta respondiendo que «saber perder era nuestra obligación inmediata».

Unos días más tarde recibió una carta firmada por el propio Azaña junto con Domingo y Casares en la que le pedían la formación de un nuevo gobierno contrario a la nueva mayoría parlamentaria.

[33]​[26]​[34]​ También el socialista Negrín pidió al presidente que nombrase otro gobierno netamente republicano, elaborase una nueva ley electoral que asegurase el triunfo de la izquierda y convocase nuevas elecciones.

En sus posteriores memorias, Lerroux culpó de ello a Martínez Barrio y Rico Avello por haber fracasado en su misión.

Los experimentos de implantación del comunismo libertario en diversos pueblos aragoneses fueron rápidamente sofocados por las autoridades.

Alarmados no solo por su mal resultado sino también por el avance radical y el primer lugar obtenido por la CEDA, debatieron si esta situación debía ser considerada como la provocación fascista que justificaba seguir la vía revolucionaria.

Tras fracasar con cuatro independientes, Alcalá-Zamora propuso al radical Martínez Barrio como jefe de gobierno.
La mayor libertad que dio el Gobierno permitió celebrar el mitin fundacional de Falange Española , en el que intervinieron Alfonso García Valdecasas , Julio Ruiz de Alda y José Antonio Primo de Rivera .
Algunos líderes izquierdistas culparon al voto femenino de su derrota.
Azaña intentó revertir el resultado electoral.
Durruti fue uno de los líderes de la insurrección.