Regresaron en 1812, y cinco años más tarde Justo José fue enviado al Colegio de San Carlos en Buenos Aires.
En 1819 se instaló en la pujante villa Arroyo de La China, actual Concepción del Uruguay, dedicándose a la actividad rural y comercial, para la cual demostró una enorme capacidad.
Su hermano mayor, Cipriano de Urquiza, fue secretario y luego ministro del primer gran caudillo entrerriano, Francisco Ramírez.
Dos años más tarde apoyó la invasión a su provincia del general unitario Juan Lavalle y de Ricardo López Jordán (padre).
Urquiza invadió la provincia y derrotó a Juan Madariaga en la batalla de Laguna Limpia, tomándolo prisionero.
Rosas rechazó el tratado y, contra su voluntad, Urquiza se vio obligado a invadir nuevamente Corrientes.
Los Madariaga huyeron al Brasil, y Urquiza puso en el gobierno correntino a su amigo Benjamín Virasoro.
La guerra había terminado; por supuesto, aún quedaba Oribe sitiando Montevideo, pero se descontaba que la ciudad caería de un momento a otro.
Ejerció un poder de policía muy eficaz, pero muy cruel, ya que a la menor falta, los delincuentes eran sencillamente ejecutados.
Las relaciones entre Rosas y Urquiza fueron tensas incluso antes de que este último llegara a contactar al Imperio del Brasil.
Rosas declaró públicamente la guerra al Brasil, lo que permitió a Urquiza firmar un nuevo tratado de alianza contra el gobernante porteño.
[5] Apenas entrado en Buenos Aires, Urquiza envió una misión a las provincias, para explicar sus intenciones de restablecer la vigencia del Pacto Federal y emprender la organización constitucional.
[15] En septiembre de 1852, Urquiza partió hacia Santa Fe para iniciar las sesiones del Congreso Constituyente, dejando como delegado al general José Miguel Galán.
[20] El general José María Paz fue nombrado comandante de las fuerzas acantonadas en San Nicolás, con las que se planeaba invadir Santa Fe.
Los diputados habían sido elegidos por los gobernadores con la anuencia de Urquiza, y este presionó activamente sobre ellos para destrabar algunas discusiones.
[29] Realizadas las elecciones, fue elegido presidente Justo José de Urquiza, acompañado por el unitario sanjuanino Salvador María del Carril como vicepresidente.[n.
[47] La división entre la Confederación y Buenos Aires planteó un problema a los representantes diplomáticos acreditados en la Argentina: si bien reconocían la autoridad de Urquiza sobre todo el país, la enorme mayoría de sus intereses comerciales y sus ciudadanos residentes estaban en Buenos Aires.
[55] La favorable resolución de ese problema facilitó la mediación paraguaya para resolver los conflictos entre Buenos Aires y la Confederación en 1859.
[57] Tampoco se acertaba a crear un sistema bancario confiable, por lo que el crédito le resultaba muy costoso y los sucesivos intentos de emitir papel moneda terminaron en tantos fracasos.
[61] Durante la gobernación de Pastor Obligado, la provincia rebelde sancionó su propia constitución y disfrutó un rápido crecimiento económico.
En noviembre del mismo año, el general Jerónimo Costa avanzó al frente de 600 hombres, pero fue derrotado.
[82] En medio de la noche, Mitre comandó una ordenada retirada hacia San Nicolás, adonde llegó pasado el mediodía siguiente con solo 2000 hombres.
Su provincia se vio beneficiada por la política librecambista de Mitre, si bien las incipientes industrias tuvieron que cerrar.
Al estallar la "Guerra Chiquita" en Uruguay, iniciada en 1863 por la invasión del general Venancio Flores, Urquiza se mantuvo también neutral.
Esta vez, Urquiza hizo fusilar a varios, pero ni aun así logró reunir un tercer contingente.
Envió en su busca al coronel Simón Luengo, un oficial cordobés que había luchado contra los porteños en el interior del país.
Antes del asesinato de Urquiza, Sarmiento se había mostrado más o menos amistoso, pero le resultaba incómoda su presencia y cuando se enteró de que lo habían asesinado por razones políticas, sin averiguar los pormenores del caso, le imputó a López Jordán el homicidio que la historia oficial repetiría una y otra vez.
Sin embargo, Juan Bautista Alberdi, en su obra “Escritos Póstumos” sugiere que Sarmiento bien puede haber sido quien ordenó la muerte de Urquiza.
Más tarde, López Jordán fue acusado de haber querido encabezar una rebelión contra el gobierno nacional.
Un año más tarde la provincia fue sometida por la fuerza: los federales, tanto jordanistas como urquicistas, fueron proscriptos, y las garantías que Mitre había acordado tácitamente con Urquiza desaparecieron.