[2] Desde fines del siglo XVI, parte del ganado vacuno y caballar traído por los conquistadores españoles al Río de la Plata se “alzó”, multiplicándose enormemente en estado salvaje.Cumplidas esas tareas, los gauchos compraban rápidamente aquello que necesitaban, especialmente ropa, yerba mate, cuchillos, bebidas alcohólicas y poco más, y se alejaban campo adentro.Sus refugios eran zonas boscosas, donde levantaban sus ranchos; aún en la llanura pampeana, mayormente carente de árboles, existían aún zonas con abundancia de talas u ombúes.Por otro lado, tampoco era aplicable el castigo con servicio militar en las milicias rurales, ya que estas fuerzas –aparte de su uso en la lucha contra los indígenas– eran utilizadas justamente para prevenir el abigeato y la vagancia.[6] Hasta mediados del siglo XVIII, estas formas de persecución se centraban en la población de razas subordinadas, especialmente negros e indios; a partir de ese momento, la persecución se generalizó sobre todas las personas sospechosas, independientemente de su raza; en la práctica, se aplicaba a cualquier pobre, es decir, quien no demostrara tener propiedades u oficio conocido.[7] La medida causó una oleada migratoria inmediata hacia el litoral del Virreinato del Río de la Plata, organizado pocos años antes, ya que en esa región la persecución de los "vagos y malentretenidos" era notoriamente menos severa.[7] Esa situación no duró mucho: en 1790 el virrey Nicolás de Arredondo tomó una medida similar para todos los hombres desempleados.Su duración era de solamente tres meses, y no tenía validez fuera del pago en que había sido emitida sin ser revalidada por el juez del pueblo de origen.Simultáneamente se difundía una ideología elitista, que tendía a favorecer a las clases altas en detrimento de los pobres, que eran constreñidos al trabajo, voluntariamente o no.La papeleta de conchabo se generalizó, aunque los gauchos consideraron que su exigencia no era demasiado onerosa debido al carácter paternalista del gobernador.Pero a partir del segundo gobierno de Rosas –y mucho más aún al final de la guerra contra la Coalición del Norte, en 1842– éste alcanzó a concentrar en su gobierno la influencia sobre casi todos los gobiernos provinciales.Por otro lado, a pesar del discurso contrario a la ganadería como única fuente de desarrollo, lo cierto es que ésta no disminuyó su participación dominante entre las exportaciones, y la producción ganadera se expandió enormemente, requiriendo abundante mano de obra, que sólo podía ser parcialmente cubierta por inmigrantes irlandeses y vascos, especializados en la cría de ovinos.Este tipo de prédica alcanzó una enorme difusión a partir de la publicación del poema gauchesco Martín Fierro, cuya primera edición fue publicada por José Hernández en 1872.