Campañas de Martín Rodríguez contra los indígenas

A principios del siglo XVIII, las poblaciones de «blancos» e indígenas habían aumentado significativamente, de modo que los vacunos salvajes disminuyeron mucho; tanto, que pronto los dos grandes grupos humanos estaban explotando las mismas poblaciones animales.

Sólo alrededor de los años 1885 a 1895 se firmaron tratados de paz bastante eficaces y, durante algunos años, los malones pasaron casi a ser un mal recuerdo.

Ocasionalmente se producía algún robo más o menos masivo, pero hasta 1819 casi no hubo grandes malones.

Ese año hubo algunos ataques algo más destructivos, pero aún no se habían generalizado.

Entre las diversas tribus que se desplazaban por la frontera de la provincia de Buenos Aires en la primera mitad del siglo XIX existían -desde hacía largo tiempo- permanentes enfrentamientos y guerras entre ellas.

En la negociación tuvo participación el estanciero Francisco Hermógenes Ramos Mejía, dueño de la estancia Miraflores, (en el actual Partido de Maipú),[1]​ quien firmó a nombre los caciques[2]​ Ancafilú, Tacumán y Tricnín.

Estos habían sido autorizados en las tolderías del arroyo Chapaleufú a representar también a los caciques Carrunaquel, Aunquepán, Saun, Trintri Loncó, Albumé, Lincón, Huletru, Chañas, Calfuyllán, Tretruc, Pichilongo, Cachul y Limay.

Carrera había tomado el centro de detención de los prisioneros españoles Las Bruscas, liberando a muchos detenidos realistas chilenos y entró en tratos con los ranqueles para obtener paso hacia Chile.

Cuando Rodríguez apresó a los indígenas que vivían en la estancia de Miraflores, el capataz José Luis Molina junto con dos peones más, huyó a las tolderías y decidió tomar venganza por la muerte de los peones.

García aconsejó al gobierno que fundara ambos fuertes en dichos sitios para facilitar las comunicaciones con la lejana Carmen de Patagones.

Convencido de que lo único que se podía hacer era vencer a los indios y frente a la conmoción popular, Rodríguez hizo una segunda y mejor organizada campaña.

Ayudaron en la fundación los ingenieros José María de los Reyes y Ambrosio Crámer.

El primero estaba compuesto por guaraníes misioneros al mando de Anacleto Medina y el segundo era comandado por Andrés Morel.