Del otro lado, las clases altas de Buenos Aires, llamadas porteñas porque controlaban el único puerto de importancia que tenía el país y su aduana, pretendían un Estado unitario, sin autonomías internas, y se nucleaban en el Partido Unitario.
El gobierno de la provincia pasó entonces al Partido Unitario liderado por Valentín Alsina y Bartolomé Mitre -quienes liderarían las dos alas del partido-, mientras que el gobierno nacional fracasó en su intento de reprimir la rebelión.
Mientras tanto las restantes trece provincias organizaron la Confederación Argentina de acuerdo al texto constitucional y constituyeron los poderes ejecutivo y legislativo, siendo elegido Urquiza como primer presidente en 1854.
La otra ala, denominada "nacionalista", fue liderada por Mitre y tenía como fin reorganizar la Argentina, pero esta vez bajo el liderazgo de Buenos Aires.
En ese momento era necesario implementar los detalles sobre cómo continuaría el proceso de reforma de la Constitución, así como ajustar detalles sobre el status quo en que se encontraba la tensa relación entre la Confederación Argentina y el Estado de Buenos Aires, que al año siguiente volverían a entrar en guerra.
Dos días después fue elevado para su ratificación por el Congreso Nacional, refrendado por el presidente Santiago Derqui y todos sus ministros.