Todo esto sucedió luego de que una convención constituyente especial analizara las reformas propuestas por la provincia.
La división puso en serios aprietos a la Confederación, más que a Buenos Aires, ya que la principal fuente de impuestos, la Aduana de Buenos Aires, permaneció controlada por el gobierno porteño.
Por otro lado, si bien nominalmente los países europeos y americanos reconocían solamente a la Confederación, sus diplomáticos preferían residir en Buenos Aires, ciudad mucho más grande y cómoda que la entonces pequeña capital de la Confederación, Paraná.
Mientras la prensa porteña y el gobernador Valentín Alsina proferían insultos contra los federales, convocando al pueblo a la defensa a toda costa de la capital, el general vencido, Bartolomé Mitre, retrocedió con su infantería hasta la ciudad.
Aún estaba en Buenos Aires cuando se supo la noticia de la derrota, y entonces volvió a proponer al gobernador Alsina las bases exigidas por Urquiza.
Allí se dirigieron los mediadores porteños: Juan Bautista Peña, Carlos Tejedor y Antonio Cruz Obligado.
Por la Confederación, Urquiza nombró a Tomás Guido, Juan Esteban Pedernera y Daniel Aráoz.
Al saber que Alsina se había negado, Urquiza ordenó comenzar el avance sobre Buenos Aires.
Para sustituir a Alsina en la gobernación, fue designado el presidente del senado provincial, Felipe Llavallol.
La provincia reunió una Convención Constituyente según sus propias leyes electorales, que propuso una serie de reformas a la Constitución.
Pero lo más importante fue que la provincia seguiría en poder de la Aduana hasta que se formalizara su completa incorporación a la Nación, incluyendo la incorporación de los diputados y senadores porteños al Congreso Nacional.
Sin casi comenzar a discutir, el 23 de septiembre, el diputado Benjamín Victorica — yerno de Urquiza — interrumpió los discursos, proponiendo aprobarlas "a libro cerrado", exclamado: Las reformas fueron aprobadas sin discusión y las sesiones se clausuraron dos días después.
Dos crisis precipitaron el fracaso de la anunciada "unión nacional":[1] por un lado, los liberales de San Juan asesinaron a su gobernador, José Antonio Virasoro; en respuesta, el general Juan Saá, nombrado interventor federal por Derqui, invadió la provincia y derrotó al nuevo gobernador Antonino Aberastain, que fue ejecutado.