Masón y liberal, fue seguidor del ideario rivadaviano e implantó en su cargo como gobernador de San Juan una constitución laica, inspirada en el modelo británico, que causó su caída.
Llamado Pérez de Urdininea al frente por San Martín, fue elegido por unanimidad como sucesor suyo.
Meses más tarde, el flamante presidente Rivadavia lo nombró ministro de Hacienda.
[3] Se negó a apoyar económicamente la campaña del ejército que luchaba contra el Brasil, y permitió al banco dilapidar sus créditos entre sus propios socios.
La discusión al respecto se haría pública, dando Rivadavia y Del Carril una Respuesta a los medios, que sería a su vez criticada públicamente en un largo escrito por Dorrego.
Cuando el 5 de septiembre de 1828 se firmó la paz con el Brasil, que concedía la independencia al Uruguay, estalló una vehemente oposición entre las tropas argentinas que habían hecho la guerra con éxito.
Es notable el hecho de que esta primera carta no estaba firmada.
Carril fue nombrado Ministro de Relaciones Exteriores y Gobierno por el general Martín Rodríguez, que quedó a cargo del gobierno en Buenos Aires mientras Lavalle salía en campaña contra las fuerzas opositoras.
Se fundaba así el principal título del derecho argentino sobre las islas, cuatro años antes de la ocupación británica.
Del Carril organizó a último momento otra, con la que derrotó a la lista de unidad por medio de un escandaloso fraude y una violencia que terminaría con 43 muertos.
una acta del consejo verbal que debe haber precedido a la fusilación.
Un instrumento de esta clase, redactado con destreza, será un documento histórico muy importante para su vida póstuma.
pudiera en un instante volar al Salto, Areco, Rojas, San Nicolás y Luján -dar la mano a todos los paisanos y rascarles la espalda con el lomo del cuchillo, haría ud.
Apoyó la invasión a Entre Ríos de Lavalle y Ricardo López Jordán (padre).
Los años del exilio fueron duros para Del Carril, que enfrentó la pobreza; años más tarde el que sería su secretario,[5] Lucio V. Mansilla, reflejaría en Retratos y Recuerdos.
Contrajo matrimonio en la ciudad de Mercedes, Uruguay, con Tiburcia Domínguez López Camelo, que le daría 7 hijos.
La flota francesa bloqueó el Río de la Plata y otorgó enormes subsidios a sus aliados.
Su situación económica mejoró mucho, pese a que la firma del tratado Arana-Mackau a fines de ese año lo privó del manejo de fondos franceses.
El 10 de junio de 1839, el Libertador General San Martín indignado por el apoyo que los unitarios prestaban a la invasión desde Uruguay, —entre los que se encontraban entre otros Bernardino Rivadavia, José Ignacio Álvarez Thomas, Juan Lavalle, Salvador María del Carril, Florencio Varela y Juan Cruz Varela—,[7] y el apoyo que brindan a Francia, en su agresión contra la Confederación Argentina, le escribe a Juan Manuel de Rosas:
Sin embargo, la participación de Domingo Faustino Sarmiento en la revolución unitaria porteña, dejó un cargo vacante en su provincia natal, que cubrió el gobernador Nazario Benavídez nombrando para el mismo a Del Carril.
Finalmente, aunque fue desautorizado por el gobernador Benavídez, Del Carril asumió como convencional constituyente y se desempeñó durante toda la Convención.
Su antigua experiencia como ministro de Rivadavia lo hacía persona idónea para tratar con la provincia díscola.
Por eso Del Carril fue elegido vicepresidente cuando Urquiza asumió el Ejecutivo nacional, en mayo de 1854.
Desde allí llevó a cabo constantes tratativas con el Estado de Buenos Aires, y era jefe del ala liberal en el seno del gobierno, opuesto a la llamada federal, dirigida por Santiago Derqui, ministro de interior.
Protestó contra la Ley de derechos diferenciales que aplicó Urquiza para hacer económicamente onerosa para Buenos Aires la separación con la Confederación.
Del Carril intentó su liberación, pero cuando los enviados federales llegaron a la provincia, Benavídez había sido asesinado y su cadáver arrojado en la plaza pública.
Sin embargo, puede anticiparse, que si sus esfuerzos son impotentes para turbar la tranquilidad publica, son suficientes, por lo que he visto, para intimidar o enternecer a las almas débiles de su ministro y sustituto.
Considere usted el origen innoble de esta impureza de nuestra vida histórica y lo encontrará en los miserables intereses que han movido a los que las han ejecutado.
Salvador Maria del Carril" "Buenos Aires, 14 de diciembre de 1828 Mi querido general: He escrito a usted dos cartas y siempre en el último minuto de la despedida de los conductores; no estoy seguro que hayan llegado a sus manos; porque una debía llevar el señor Gelly a quien he visto ayer todavía aquí; la otra, no se quién la conduce: en fin, cualquiera que haya sido su destino, no importa; lo que me interesa es, que usted no se canse de mis importunidades.
La prisión del señor Dorrego, es una circunstancia desagradable, lo conozco; ella lo pone a usted en un conflicto difícil.