En realidad, el gobernador correntino era, posiblemente, más sinceramente federal que Rosas, aunque la provincia se había aliado a los generales unitarios Juan Lavalle y José María Paz.
Las provincias más afectadas por esa política de aduanas eran las que tenían puertos sobre el río Paraná.
Tras un efímero gobierno federal, había sido elegido para sucederle el brigadier Pedro Ferré, enemigo declarado de Rosas desde el año 1832, en que este había hecho fracasar la oportunidad de la derrota unitaria para organizar constitucionalmente el país.
Tuvo la suerte de que Echagüe no lo pudiera atacar durante el año 1840, porque Lavalle había ocupado Santa Fe por unas semanas.
Entre los jefes correntinos se destacarían más tarde los futuros gobernadores, tenientes coroneles Joaquín Madariaga y Benjamín Virasoro.
Todo el litoral quedaba abierto para el avance de los correntinos, que ahora habían sido fuertemente reforzados por las armas y los soldados prisioneros.
Poco después, Juan Pablo López era destrozado en Santa Fe, donde fue reemplazado por Echagüe (que era santafesino).
Esa victoria federal significó la caída de los opositores a Rosas en todo el país, incluido Corrientes.