La historia de Castilla-La Mancha incluye los primeros asentamientos humanos en la zona y se extiende hasta la actualidad.Geográficamente tuvo como precedente inmediato a las regiones de Castilla la Nueva y Murcia.Existen abundantes yacimientos del Paleolítico en superficie, fundamentalmente en torno a los ríos, que en origen pudieron ser campamentos estacionales.[1] El Guadiana y sus afluentes conforman una zona especialmente pródiga en yacimientos de este tipo.Conquistándose paulatinamente todo el territorio de la región en años sucesivos.Estrabón habla ampliamente de esta región y cuenta en su Geografía que en tiempos de Augusto se realizaron unas obras muy importantes en la antigua vía romana que iba desde Roma a Gades (actual Cádiz).Durante este periodo las ciudades fueron de poca importancia, destacando Laminium, Libisosa, Toletum, Segóbriga, Sisapo y Oretum.A la caída del dominio del Imperio romano en la zona, en el siglo V d. C., se produjo el paso de los pueblos vándalos y alanos, tras los cuales impusieron su dominio los visigodos.A mediados del siglo VI, la provincia Carthaginense quedó dividida políticamente en dos: una parte en el centro de la península, donde estaría la actual Castilla-La Mancha, controlada por los visigodos, y otra en el sur y este controlada por los bizantinos.El primer monarca que quiso establecer la nueva capital fue Atanagildo quien después de cortes instaladas en diferentes sedes optó finalmente por Toledo, convertida en 560 en lugar permanente de la corte.Precisamente, según varias teorías, es de la lengua árabe de la que procede el topónimo "Mancha": así, Manxa o Al-Mansha se traduce como "tierra sin agua", y Manya como "alta planicie" o "lugar elevado".Dentro de esta organización administrativa, la Marca Media no era un espacio administrativo unitario, sino que a su vez se dividía en distintos distritos al mando de gobernadores civiles.[9] Bajo el dominio musulmán, la región se mantuvo en buena medida escasamente poblada, en su mayor parte, aunque sí había más población en la zona del Tajo hasta Talavera de la Reina, y aparecieron ciudades nuevas como las ciudades de Cuenca[a] y Guadalajara[b] posteriormente el nombre que por aquel entonces denominaba al río Henares, Wad-al-Hayara, es decir, "río de las piedras".Reseñable son también las rebeliones que tienen lugar en Toledo contra el poder central omeya, manifestándose en continuas revueltas llegando a la conocida como Jornada del foso de Toledo, donde fueron asesinados la mayoría de los toledanos influyentes y también la lucha entre los Banu Di-l-Nun de Santaver, Toledo y el poder central omeya.No obstante, Castilla tuvo que enfrentarse a los almorávides, quienes fueron llamados en auxilio por las otras taifas, unificando Al-Ándalus.En los años siguientes, casi toda Castilla-La Mancha quedaría definitivamente bajo control castellano, así como el valle del Guadalquivir, a cuya repoblación se le otorgó prioridad frente a la de Castilla-La Mancha, buena parte de la cual quedó bajo el dominio de las órdenes militares.La guerra acabó en plena Mancha, con la batalla de Montiel, en 1369, en la que Enrique mató a su hermano Pedro y se convirtió en el nuevo rey de Castilla, Enrique II.La guerra se convirtió en internacional al estar casada Juana con Alfonso V de Portugal e Isabel con el heredero del trono aragonés, Fernando.No obstante, la revolución liberal se extenderá, con alternativas variadas, hasta el final de la I República en 1874.Dos meses más tarde, el 1 de febrero de 1982, sería nombrado como presidente del Ente Preautonómico Gonzalo Payo Subiza (UCD), quien gestionaría la última fase del proyecto autonómico.La Comunidad Autónoma de Castilla-La Mancha se convierte, así, en una entidad territorial que, dentro del orden jurídico establecido (el ordenamiento constitucional del Estado español), tiene autonomía legislativa y competencias ejecutivas (poder para aprobar leyes y otras atribuciones), así como la facultad de administrarse mediante sus propios representantes (a través de su Gobierno y Administración).
Idiomas y pueblos prerromanos en la península ibérica hacia el 200 a. C.
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