Se consideran residencias reales a los lugares donde habitan, trabajan o mantienen como casas de verano, de recreo o con propósitos especiales el Rey o la Reina en el poder (quien representa la jefatura de Estado), su consorte y su descendencia directa, sus hijos, los príncipes y princesas.
Generalmente se trata de palacios y palacetes ubicados en la capital del país y en otras ciudades, que la Casa real ha obtenido o mandado construir a lo largo de su historia.
Además tienen amplios y bellos jardines, o hasta un bosque de caza.
En algunas monarquías, la mayoría de las residencias están abiertas al público (excepción es la residencia privada); ya sea todo el año cuando el monarca no se encuentra presente.
Además se pueden visitar los jardines, algunas salas o salones y, en su caso, las sepulturas de los monarcas anteriores.