El cine de ciencia ficción es un género cinematográfico, trasunto del género literario, que utiliza la ciencia para fundamentar narraciones con representaciones especulativas de fenómenos imaginarios como extraterrestres, planetas alienígenas y viajes en el tiempo o en el espacio exterior, a menudo con elementos tecnológicos como naves espaciales futuristas, robots y otros artefactos más o menos inspirados en las posibilidades de la ciencia.
El estilo visual del género de ciencia ficción se puede caracterizar por un choque entre imágenes extrañas y familiares.
También ocurre el proceso inverso, donde en Dr. Strangelove, la distorsión de los humanos hace que las imágenes familiares parezcan más extrañas.
Algunas películas examinaban la temática del viaje espacial, como Objetivo: la Luna (1950), Conquest of Space (1955), This Island Earth (1955); los clásicos Planeta prohibido (1956) y The Incredible Shrinking Man (El increíble hombre menguante) de 1957, este último sobre una novela de Richard Matheson; The Angry Red Planet (1959) y First Man into Space (1959).
Es una película que no se permite optimismos ilusos a la hora de pintar el holocausto nuclear en plena Guerra fría y fue dirigida con dramatismo y elegancia por Stanley Kramer, quien pudo contar con un elenco de estrellas poco habitual en el género entonces.
Además, Star Wars ayudó a difuminar la distinción entre géneros de fantasía, ciencia ficción y superhéroes.
También se comenzó a utilizar la animación para el género de ciencia ficción, con ejemplos en la japonesa Akira (1988) y la francesa Gandahar (1988).
Aun así, también en Europa y en la URSS / Rusia se han realizado siempre interesantes películas dentro del género o con las características de la ciencia ficción.
En los años 1990, con la aparición de la World Wide Web y el género cyberpunk, surgieron varias películas sobre la temática hombre-computadora, como Total Recall (1990), The Lawnmower Man (1992), Virtuosity (1995), Johnny Mnemonic (1995), eXistenZ (1999) y la influyente trilogía iniciada con The Matrix (1999), sobre el tema de un metaverso.
Con el paso del tiempo, las computadoras han tenido una papel más importante tanto en su uso para efectos especiales como en la producción de la película.
En Italia se rodó la película Nirvana (1997), dirigida por Gabriele Salvatores, que es una ficción sobre las relaciones e interferencias entre el mundo cibernético y la realidad.
El director Christopher Nolan ha realizado dentro del género tres obras como Inception (2010), Interstellar (2014) y Tenet (2020).
Spike Jonze hizo Her (2013), una contribución muy interesante sobre el tema de la inteligencia artificial y cómo modifica al ser humano la relación con ella, que fue seguida por otra del mismo género pero más sombría: Ex Machina (2015), escrita y dirigida por Alex Garland.
Por otra parte, la británica Archive (2020) ofrece una singular vuelta de tuerca al tema del transhumanismo.
Estos elementos transforman el género a una fantasía científica con una filosofía religiosa o cuasi-religiosa que sirve como motivación del argumento.
A menudo, estas películas podrían pasar por westerns o bélicas si se eliminasen los decorados y accesorios de ciencia ficción.
En la realidad, sin embargo, la energía que alcanza al suelo llega en un ángulo muy oblicuo y la temperatura sube más gradualmente.
Para proporcionar un contenido a la audiencia, la mayoría de las formas alienígenas inteligentes mostradas en las películas tiene un aspecto antropomórfico, con emociones y motivaciones humanas.
A menudo, personifican un estereotipo humano en concreto, como guerreros bárbaros, intelectuales científicos o sacerdotes y clérigos.
Con frecuencia aparecen ser casi humanos en el aspecto físico y se comunican con un lenguaje terrestre.
Algunas películas han sido clasificadas como ciencia ficción, terror o de ambos géneros, entre ellas, Alien, Creature from the Black Lagoon (1954) y Frankenstein.
El borrado voluntario de la memoria aparece como tema en las películas Paycheck (2003) y Eternal Sunshine of the Spotless Mind (2004).
En la serie Matrix, el mundo de realidad virtual se convierte en una prisión para la humanidad, gestionada por máquinas inteligentes.
De forma similar, en The Cell se entremezclan sueños y realidad virtual, creando un mundo fantástico.
Películas de viajes en el tiempo más convencionales utilizan la tecnología para traer vidas del pasado al presente.
El contexto alterado puede permitir un examen más profundo y reflejar las ideas presentadas, con la perspectiva de un observador viendo escenas lejanas.
En los años 1970, las películas de ciencia ficción se convirtieron en una forma efectiva de satirizar aspectos sociales, donde Silent Running y Dark Star presentaban a hippies en el espacio como réplica a los tipos militaristas que habían dominado las primeras películas.
Tras los acontecimientos de la Guerra de Irak, el terrorismo internacional, el miedo de la gripe aviar y las leyes contra la inmigración, han aparecido películas, como V for Vendetta (2006) que se inspiraba en cuestiones controvertidas como la ley Patriot Act y la Guerra contra el terrorismo, mientras que la película Children of Men (2006) comentaba varios temas sociales como la xenofobia, la propaganda y la disonancia cognitiva.
La ciencia ficción también se ha usado como herramienta para criticar las creencias religiosas, como en The Man from Earth (2007), donde un hombre lleva viviendo 14.000 años gracias a una imparable capacidad de regeneración celular y puede juzgar las religiones y sus conceptos desde su larga perspectiva.
Dos obras de Ray Bradbury se adaptaron en los años 1960: Fahrenheit 451, convertida en un clásico y El hombre ilustrado.