El Gobierno reparte venenos para el suicidio al fin de evitar una muerte lenta por la radiactividad.
Para investigar ambas parte un submarino estadounidense desde Australia como la última esperanza de la humanidad.
Se trata de una película pesimista y ofrece una visión muy negra del final de la humanidad y analiza cómo reaccionan ante esta situación extrema los distintos personajes.
La banda sonora está casi íntegramente basada en el himno oficioso de Australia "Waltzing Matilda".
En esta película se formula una crítica humanista hacia las potencias dominantes de la Guerra Fría.