Axel reside en una vieja casa situada en la Königstrasse, en Hamburgo, junto a su tío Otto Lidenbrock, un prestigioso profesor de mineralogía a quien describe como un hombre temido por su fuerte carácter pero muy original; su ahijada Gräuben y su sirvienta, Marta.
Pero ese libro esconde una gran sorpresa: un pergamino de origen rúnico que oculta un criptograma.
Llegados al fondo del cráter, donde se abren tres chimeneas, descubren la correcta siguiendo las instrucciones dejadas por el alquimista en el pergamino, que es aquella que la sombra del pico Scartaris marca antes de las calendas de julio.
A la mañana siguiente, siguen su camino descendiendo y acercándose cada vez más al centro de la tierra.
Cae accidentalmente por un pozo, pero providencialmente la inclinación de este le llevará hasta donde están Hans y su tío.
Consiguen rescatar la pólvora, la brújula, el manómetro y alimentos para cuatro meses, si bien han perdido las armas.
Siguen explorando el terreno y se alejan de la orilla del mar.
Les parece imposible y piensan que podría ser una visión, pero huyen a gran velocidad hacia el mar, donde han dejado la balsa.
En su huida encuentran un puñal que perteneció a Arne Saknussemm, el alquimista que 300 años atrás hizo ese mismo viaje al centro de la Tierra, y más adelante en una roca encuentran grabadas sus iniciales, señalándoles el camino una vez más.
Según Lidenbrock, para llegar al centro del Globo aún tienen que bajar 1 500 leguas.
Para seguir el viaje deben tomar una galería, pero una roca enorme obstruye la entrada y no les permite penetrar por ningún sitio.
Cuando Axel abre los ojos, comprueba que se hallan al aire libre, en la superficie de la tierra.