Los defensores de esta creencia propugnan que existen dos aberturas, una en cada polo, que son custodiadas y mantenidas en secreto por algunos gobiernos del mundo, así como un sistema de galerías destinado a comunicar lugares distantes a través del subsuelo.Además, antiguamente, debido a la influencia griega, se creía que el infierno estaba ubicado en el interior de la Tierra.La escritora ocultista rusa Helena Blavatsky creó el mito de Agharta, un país subterráneo ―en cavernas y túneles en una Tierra hueca con un sol interno― con capital en Shambhala,[5] bajo el desierto de Gobi, donde vive el Rey del Mundo que controla el planeta entero desde hace siglos.La creencia en la Tierra hueca fue creada posiblemente por Athanasius Kircher en 1665,[6] con su obra Mundus subterraneus, quo universae denique naturae divitiae, si bien se considera a uno de sus primeros promotores modernos al escritor italiano F. Amadeo Giannini, quien en 1958 publicó Physical Continuity of the Universe and Worlds Beyond the Poles: a Condensation[7] (‘La continuidad física del universo y los mundos más allá de los polos: un resumen’), en que afirmaba que en febrero de 1947, el aviador estadounidense Richard E. Byrd (1888-1957) había intentado ser el primer humano en llegar al polo norte.Los estudios geológicos han podido determinar, gracias a los análisis de ondas sísmicas, que la Tierra está estructurada en capas formadas por roca fundida y otros elementos.[9] Una de las grandes evidencias contraria a la creencia en la Tierra hueca es la existencia del campo magnético terrestre, ya que este solo puede ser producido si existe una masa formada por material que sea conductor eléctrico girando a gran velocidad en el interior de la Tierra.En todo caso, la materia no sería capaz de mantenerse estructurada venciendo a la gravedad, sin colapsarse antes.En el espacio interno de una esfera hueca el campo gravitatorio es nulo y ningún cuerpo en su interior podría mantener una posición central, como un pequeño sol.Diversos satélites de órbita polar, como el climático MetOp-A, no han mostrado tal abertura.