En su momento de máxima expansión —en el siglo VII a. C., durante el Imperio neoasirio—, Asiria controlaba un territorio que hoy comprendería, parcial o totalmente, los países de Irak, Siria, Palestina, Israel, Jordania, Líbano, Turquía, Irán, Arabia Saudita, Egipto, Kuwait, Chipre, Armenia, Azerbaiyán y Georgia.Fue este período por el que Asiria es más conocida, gracias a los descubrimientos del siglo XIX en las capitales sucesivas, Aššur, Kalkhu (Nimrud), Dur-Sharrukin (Jorsabad) y Nínive (destruida en 612 a. C.; sobre gran parte de sus ruinas se asienta Mosul).Los escritores griegos clásicos también evocaron el reino asirio, como Heródoto, Jenofonte, Ctesias y Diodoro de Sicilia.Las descripciones y los objetos que trajeron de sus peregrinaciones abrieron el camino para las primeras excavaciones en Asiria.[28] Primero fueron los guti, llegados desde los montes Zagros; a estos les siguieron los elamitas hacia el año 2000 a. C.; y posteriormente, los semitas llamados amurro o amorreos, procedentes de Siria que conquistaron casi toda Mesopotamia, incluida Asiria.Sin embargo, aunque no desempeñó un papel político notable, tuvo un lugar especial en el Medio Oriente en ese momento debido al dinamismo de sus mercaderes.[51] Esto también aparece en su actividad diplomática, ya que el karūm aprobaba acuerdos comerciales (en forma de tratados internacionales, māmītum) con reinos extranjeros.Los amorreos habían llegado del oeste y del sur y hablaban una lengua semítica muy similar al acadio, por lo que no les costó nada integrarse en cuanto se asentaron en Mesopotamia; esta similitud lingüística contribuyó a que los amorreos fueran aceptados en lugar de considerarlos extranjeros.Consiguió así que el ejército se mantuviera siempre en forma y a la espera de ser requerido.Hizo de Nínive la última capital oficial del imperio y allí trasladó todo el aparato administrativo; se construyó un nuevo palacio.Otros movimientos religiosos nuevos también emergieron en la forma de sectas gnósticas como el mandeanismo y la extinta religión maniquea.[103] A partir del período medioasirio, la vida de la corte real estaba muy codificada, el acceso al rey era limitado.Los juramentos colectivos (adê) se podían organizar en varias ocasiones durante las cuales los súbditos del imperio reafirmaban su lealtad al soberano.[114] Salmanasar III eligió a Shamshi-Adad V para sucederlo en 824 a. C., contra el anciano Assur-da''in-aplu, quien luego se rebeló.Esta «internacionalización» fue aún más marcada en el periodo neoasirio, especialmente con la integración de elementos semíticos occidentales, principalmente arameos.Los estratos sociales más bajos de la sociedad asiria parecen en cualquier caso experimentar un marcado debilitamiento demográfico al final del período imperial.Todo este sistema fue, sin duda, objeto de una vigilancia por parte del poder central, llevada a cabo por un dignatario llamado qēpu.A nivel local había otros agentes reales: los «alcaldes» (hāzānu) y los «inspectores» (rab ālāni) responsables de recaudar impuestos.Muchos textos de tales tratados que datan del período neoasirio han sido descubiertos en las capitales asirias.El muy antiguo sitio de Tell Brak, ocupado un tiempo al comienzo del período medioasirio, fue abandonado poco después.Esta primera fase puede haber modificado la red urbana, pero no su organización general, jerarquizada entre centros administrativos, pueblos y aldeas.[191] Esta tentativa no excedió la duración de su reinado, pero fue un precedente que quizá inspiró las creaciones urbanas del período neoasirio.[201] Hay uno o más palacios reales, residencias de las élites del reino y templos a menudo asociados con un ziggurat.En estas ciudades incluso hay otra ciudadela bien distinta del centro, que constituye un arsenal (ekal mašarti), cuyo caso más conocido es el «fuerte Salmanazar» de Kalkhu.Muchos productos transitaron por las carreteras del Medio Oriente asirio, y solo se pueden saber algunos de los más importantes.También hay cambios en función del tiempo: el corpus del período paleoasirio es limitado en número (150 a 200), sobre todo porque tiene muy pocos ideogramas, favoreciendo la escritura fonética, y con signos sobrecargado de cuñas,[222] mientras que el período neoasirio muestra un número de signos creciente (unos 300)[223] con una grafía ya regularizada considerablemente.El dios-sol Shamash era señor de la luz que asegura la vida y permite juzgar las acciones humanas con claridad.Existían además unas criaturas al servicio de los dioses: los genios y los demonios que podían ser tanto benefactores como maléficos.Estos documentos concentraban en verdad los conocimientos adquiridos durante los milenios anteriores a lo largo del «país de los dos ríos», especialmente en su parte sur cuyos grandes centros intelectuales tuvieron que ser excavados más tarde (Nippur, Ur, Babilonia, Sippar, etc.).Sin embargo, se han encontrado algunos ejemplos de muros pintados en yacimientos medioasirios (Kar-Tukulti-Ninurta) y especialmente neoasirios, como Aššur o Kalkhu.
Grabado que representa las excavaciones de
Layard
en el sitio arqueológico de
Nimrud
.
Tablillas cuneiformes de un fondo de archivos privado de una residencia de
Aššur
(siglo
VIII
), conservadas en un vaso (reproducción).
Museo de Pérgamo
de
Berlín
.
Expansión del Imperio asirio entre 824 y 671 a. C.
Deportación de israelitas por el imperio asirio.
Organización territorial asiria a la muerte de Asurbanipal: en verde oscuro se muestran los
pahitu
/
pahutu
(provincias), en amarillo los
matu
(reinos sometidos), en color crema el reino de Babilonia, los puntos amarillos muestran otros reinos sometidos, los puntos negros las provincias de Babilonia, y las letras marrones provincias que existieron anteriormente.
El Imperio aqueménida ca. 500 a. C., donde aparece Asiria en una posición central.
Adiabene
dentro del Imperio armenio de Tigranes el Grande, que existió entre la caída de los seléucidas y la conquista romana del Mediterráneo oriental.
Planta del palacio noroeste de
Kalkhu
. En amarillo, el patio principal de la zona privada, en azul, el patio principal de la zona pública, y en rojo la sala del trono.
Un gran ariete asirio de ruedas con una torrecilla de observación ataca las paredes derrumbadas de una ciudad sitiada, mientras que los arqueros de ambos lados intercambian flechas.
Inscripción real en cuneiforme sobre piedra, del período neoasirio con una grafía muy regularizada.
Bajorrelieve neoasirio representando un escriba escribiendo en asirio cuneiforme sobre una tablilla de arcilla y otro escribiendo en
arameo alfabético
sobre un
papiro
o
pergamino
.