Servían, casi siempre, para imprimir estos motivos sobre la arcilla, pero se encuentran también en las tumbas reales.
El sello cilíndrico aparece, por primera vez, en el período Uruk medio, a la mitad, aproximadamente, del IV milenio a. C. El ejemplo más antiguo de su utilización se encontró en Sharafabad, al suroeste de Irán.
Durante la tercera dinastía de Ur (2112-2004 a. C.), se representa la figura real (los reyes eran, por entonces, considerados divinidades encarnadas).
La iconografía paleobabilónica (2004-1595 a. C.) representa, especialmente, divinidades y genios protectores, mientras que en el período siguiente (c. 1595-1100 a. C.), se encuentran numerosos motivos naturalistas.
En el período aqueménida (c. 550-323 a. C.), las representaciones grabadas servían, también, para glorificar a la figura real.
No obstante, el sello cilíndrico parece haber servido, sobre todo, para determinadas funciones administrativas.
El sello cilíndrico tenía, también, un aspecto mágico, y puede funcionar como amuleto, lo que explica, a su vez, la representación común de divinidades o genios protectores.