El adjetivo se empleó originalmente en el ámbito lingüístico para referirse a una gran familia de lenguas originarias del Oriente Próximo y que actualmente se conocen como lenguas semíticas.
[1] Pese a carecer de toda base étnica, y al igual que sucedió con el término «ario», la voz «semita» durante el siglo XIX transfirió su sentido lingüístico original a uno nuevo, pseudocientífico y de corte racial.
En la Enciclopedia católica consta que ya en 1807, «semita» se había adoptado como término étnico.
[8][9] Los antropólogos del siglo XIX, como Ernest Renan, alinearon fácilmente las agrupaciones lingüísticas con la etnia y la cultura, apelando a la anécdota, la ciencia y el folclore en sus esfuerzos por definir el carácter racial.
Steinthal resumió estas predisposiciones como «semitismo», y así Steinschneider caracterizó las ideas de Renan como "prejuicio antisemita".