Diez tribus perdidas

[4]​ Zvi Ben-Dor Benite afirma que: «La fascinación con las tribus ha generado, junto con estudios académicos ostensiblemente no ficticios, una cantidad masiva de literatura de ficción e historias fantásticas».[9]​ Muchos también huyeron hacia el sur, a Jerusalén, que aparentemente incrementó su tamaño cinco veces durante este periodo, requiriendo que una nueva muralla fuera construida y una nueva fuente de agua fueran proveídas por el rey Ezequías.Menasseh ben Israel, un notorio rabino e impresor de Ámsterdam, estaba emocionado por estas noticias.Textos apócrifos acerca de las Tribus Perdidas, basados a distintos niveles en los textos bíblicos, han sido producidos por judíos y cristianos desde, al menos, el siglo XVII.[20]​ Una leyenda askenazí habla de "Die Roite Yiddelech" (Los Pequeños Judíos Rojos), que fueron separados del resto del pueblo Judío por el legendario Río Sambación, "cuyas aguas espumosas se levantaban alto hacia el cielo, un muro de fuego y humo que es imposible de penetrar".[25]​ Sin embargo, los terraplenes hechos en Norteamérica han sido ligados a varios grupos nativos y la mayoría de los arqueólogos modernos consideran que la teoría de un origen no nativo es pseudociencia e, incluso, racista.[30]​ David Rahabi, un judío indio, encontró a los Bene-Israel en el siglo XVIII y tomó nota de sus costumbres judías.[40]​[41]​[42]​[43]​[44]​ Los Beta-Israel iniciaron contacto con las otras comunidades judías a finales del siglo XX.Historiadores han examinado la literatura histórica en el África del Oeste de la época colonial y han descubierto que tales teorías se las brindaron los escritores occidentales que se las propusieron.[48]​[49]​ Muchos miembros del gremio Talibán de tribus Pashtun no necesariamente refutan su ascendencia Israelita.[52]​[53]​ En el año 2010, "The Guardian" reportó que Israel iba a financiar un estudio genético para probar la veracidad de una conexión genética con las Tribus Perdidas de Israel.El artículo afirmó: "Evidencia histórica y anecdótica sugiere fuertemente una conexión, pero prueba científica definitiva nunca ha sido encontrada.Se basan primordialmente en la creencia de que el Reino del Norte de Israel, que había sido deportado por los asirios, se dio a conocer en la historia como Escitas y/o Cimerios.[55]​ Existen varios puntos de vista con respecto a quiénes son sus descendientes modernos.La Inscripción de Behistún es citada como una conexión entre los israelitas deportados, los Cimerios y los Escitas.En respuesta a L'Estrange, Thorowgood publicó una segunda edición de su libro con un título revisado e incluyó un prólogo escrito por John Eliot, un misionero puritano entre los indios que había traducido la Biblia a sus idiomas.[65]​ McLeod dibujó correlaciones entre sus observaciones de Japón y el cumplimiento de profecías bíblicas: Muchos otros autores siguieron a McLeod en especular sobre rituales paralelos entre Japoneses e Israelitas, cultura e idioma, en un intento por sustentar la hipótesis."[73]​ Tienen tradiciones religiosas específicas similares a aquellas en el Judaísmo y una tradición de ser gente migrante, con pistas que apuntan a un origen en Asia Occidental o África del Norte.Sena es un pueblo abandonado en Yemen, localizado en la zona este del Valle Hadramaut, donde la historia indica que fue habitado por judíos en pasados siglos.Algunas investigaciones sugieren que "Sena" podría referirse a Wadi Masilah, en Yemen, comúnmente llamado Sena, o alternativamente a la ciudad de Saná, también localizada en Yemen.Consciente de esto Pablo llevaría su mensaje a los gentiles, con el objetivo de incorporarles a la fe Judía (renovada a través de Jesús), a la Tora y al pacto a los descendientes de los judíos, que vivían entre los gentiles (pueblos no Israelitas), como gentiles (como si ellos mismos se consideraran gentiles y con todas las prácticas gentiles, como la adoración a ídolos, comidas impuras y no observar el sábado), pero que dentro de si sabían o sentían que algo no los vinculaba con el entorno o la nación en donde vivían.La búsqueda por las Diez Tribus Perdidas no ha disminuido hasta el presente.En años recientes, grupos en países africanos, como Ghana, Camerún, Ruanda y otros países han reclamado ser parte de las Tribus Perdidas; también tribus en Papúa Nueva Guinea y Birmania han hecho reclamaciones similares.
Representación del Rey Jehu, su embajador, arrodillándose a los pies de Salmanasar III en el Obelisco Negro.