Los escribas del antiguo Próximo Oriente eran las personas que conocían la escritura, especialmente la escritura cuneiforme, encargados de redactar textos y también de leerlos y organizar su clasificación en los archivos.Los escribas, una vez preparados, ejercían su profesión que podía cubrir prácticas diferentes.El aprendizaje de la escritura cuneiforme era obligado; los escribas que no eran mesopotámicos tenían, por tanto, que combinar el conocimiento de su lengua materna, así como la escritura de la misma (elamita hitita, hurrita, ugarítico, arameo, etc.) con la del sumerio (por lo menos en un nivel básico para poder interpretar los ideogramas y el acadiano).Una vez adquirida la formación básica (dos años aproximadamente), se pasaba a la enseñanza más práctica.La enseñanza estaba destinada a la formación de escribas, especialmente para las cuestiones administrativas.Podían especializarse en determinados campos, bien para convertirse en maestros, bien para convertirse en investigadores (aunque, frecuentemente, se combinaban ambas cosas, dado que la investigación, por sí misma, no resultaba rentable, lo mismo que sucede actualmente con los catedráticos).Existían fórmulas-tipo para los textos, (los sumerogramas generalmente, otras los acadiogramas en los textos hititas) todos ellos pertenecientes, por lo general, a la misma época, lo que da testimonio del carácter uniforme de la formación en lo concerniente a la escritura.Por lo general se desconoce el nombre de los grandes escribas que redactaron las más importantes obras.El cargo de escriba pasaba, generalmente, de padres a hijos, formándose, así, las dinastías de escribas que, ya en la época neobabilónica, decían pertenecer a lejanos antepasados que habían sido grandes escribas cuyas obras habían pasado a la posteridad.En la corte de los reyes asirios, los intelectuales eran menos reconocidos que los altos funcionarios o los militares.