Sin embargo Nergal, se quedó sentado, pues Namtar, no era de su agrado.
Enki decidió defenderlo y Nergal, fue enviado al inframundo, para pedir a la diosa un perdón.
Acompañado por siete escorpiones, representaciones de plagas, y cargando un trono hecho de madera, como presente para la diosa, Nergal llegó hasta el Inframundo, pasó por sus siete puertas y se presentó ante Ereshkigal.
Entonces, Ereshkigal fue a bañarse y permitió que Nergal viera un instante su cuerpo; él quiso resistirse, pero cuando la bella diosa se dejó ver nuevamente, cedió.
Cuando Ereshkigal despertó, descubrió la ausencia de su amante, y Namtar le informó sobre su partida.
Su fiel ministro se ofreció entonces para subir hasta el cielo y traer de vuelta a Nergal.
Namtar regresa con las manos vacías, diciendo que no había visto a Nergal, sino a un dios menor sin corona y que pestañeaba constantemente, lo cual era indigno de un dios importante.