Aunque solamente unos cuantos reyes formaron la dinastía, durante sus reinados el imperio creció notablemente hasta abarcar todo el Antiguo Oriente Próximo, el Mediterráneo oriental, Anatolia, el Cáucaso y parte de la península árabiga y África septentrional, y subyugó a Estados rivales como Babilonia, Elam, Persia, Urartu, Lidia, Israel, Judá, Fenicia, Caldea, Canaán, el Imperio Kusita y Egipto y pueblos como los medos, los frigios, los cimerios o los árabes; en conjunto, los adversarios de Asiria fueron conquistados o sometidos a vasallaje.
Babilonia les resultó difícil de controlar, y tanto la ciudad como la región de la Mesopotamia meridional se rebelaron repetidamente contra ellos, pese a los intentos que hicieron por contentar a los babilonios.
La última de estas rebeliones, la de Nabopolasar del 626 a. C., triunfó y le permitió a este fundar un nuevo Estado independiente, el Imperio neobabilónico, que en dos décadas acabó con el Imperio neoasirio y con la dinastía sargónida.
Los babilonios se coligaron con los medos, que eran también émulos de los asirios, y aunque la guerra entre estos y la liga medo-babilónica al principio no tuvo un vencedor claro, la caída de Níneve y la muerte del rey Sin-shar-ishkun en el 612 a. C. supusieron una catástrofe para el Imperio asirio de la que no se recuperó.
Antes había reinado en Asiria la dinastía adasí, durante casi un milenio, desde el siglo XVIII a. C. Tiglatpileser afirmaba ser hijo del rey Adad-nirari III (811-783 a. C.) y por ello miembro del linaje adasí, pero se duda de que esto fuese cierto; se hizo con el trono asirio durante una guerra civil e hizo asesinar a toda la familia real, incluidos el rey y su posible sobrino Ashur-nirari V.
La estratagema agotó a la tropa que, sin embargo, siguió al rey y a la guardia cuando cargaron contra el ejército enemigo; la maniobra fue temeraria, pero acabó con la derrota de todo el ejército de Urartu.
El cansancio del ejército hizo que Sargón II no prosiguiese la conquista del reino vencido, aunque sí llegó a ocupar y saquear su principal ciudad santa, Musasir.
Senaquerib entregó el trono a un rey de títere, Bel-ibni, y no hubo nuevas campañas contra Babilonia en los dos años siguientes.
[12] Senaquerib entregó el trono de Babilonia en 699 a. C. a su primogénito y heredero, Asurnadinsumi.
Arda-Mulissu consideró que podía hacerse con el trono mediante un golpe de mano: se conjuró con otras personalidades, entre ellas otro de sus hermanos, Nabu-shar-usur, y se dispuso a asesinar a su padre.
Este pereció asesinado por su hijo o aplastado durante unos rezos por una de las gigantescas estatuas de toros alados que guardaban el templo, si bien se cree más probable el apuñalamiento parricida.
[17] Las campañas militares de este rey permitieron que el Imperio neoasirio alcanzase su extensión máxima.
La eficaz administración y las campañas militares aseguraron la estabilidad del imperio durante todo el reinado, en el que hubo avances en diversas disciplinas: arte, astronomía, arquitectura, matemáticas, medicina y literatura.
[5] Los preparativos de Asarhaddón dieron resultado y cuando falleció a finales del 669 a. C., tanto Asurbanipal como Shamash-shum-ukin recibieron sus herencias respectivas sin impedimento.
Las inscripciones de Asurbanipal indican que pretendió acabar por completo con la cultura elamita.
En realidad se desconoce cómo murió y si fue por suicidio, muerto por el enemigo o por accidente.
[30] El cambio de rey pudo poner en peligro la posición del general Sin-shumu-lishir en la corte, que se rebeló y se adueñó del norte de Babilonia durante tres meses, pero fue finalmente vencido.
[36][37] La iconografía real siguió fundamentalmente los patrones establecidos en los siglos anteriores del reino asirio, que en conjunto duró dos mil años.
Se desconoce el significado exacto del árbol, pero probablemente tiene relación con lo divino y era un símbolo asociado con la monarquía desde tiempos de Asurbanipal, dos siglos atrás, cuando se añadió a la ornamentación del palacio real de Kalhu.
No aparece en las construcciones de Asurbanipal, pero sí los toros alados y los leones en compañía del rey, en actitud heroica.
Ashurbanipal aparece a menudo con la corona alta y troncocónica tradicional, sobre todo cuando se lo representa subido en carros, pero porta la nueva corona en imágenes que plasman momentos menos ceremoniales, como la caza de leones o instantes de relajación del rey.
[44] Es probable que tuviese varias residencias en las principales ciudades asirias y por su posición de reina madre era posiblemente muy rica, quizá más que las reinas de Asarhaddón y Asurbanipal.
Su influencia creció tras la coronación de Asarhaddón y se sabe que mandó construir para él un palacio en Nínive.
Determinaban en parte sus asuntos financieros propios y tenían muchos deberes, a menudo en puestos muy destacados del gobierno, además de engendrar al heredero.
[46] Babilonia llevaba poco tiempo incorporada al Imperio asirio cuando se fundó la dinastía sarǵonida.
Había sido vasalla asiria intermitentemente durante cortos períodos durante varios siglos, pero había tenido sus propios reyes hasta que la conquistó Tiglatpileser III hacía menos de un siglo.
[32] Los sargónidas intentaron resolver el problema que les suponía Babilonia de diversas maneras.
La ciudad fue reconstruida luego por Asarhaddón en la década de 670 a. C., probablemente como gesto para demostrar lo benigno del gobierno asirio para la región y su intención de administrar la urbe con el mismo celo y munificencia que los reyes nativos.