Bajo Naram-Sin, tercer sucesor y nieto de Sargón I, el imperio acadio alcanzó su cenit.
A partir de ahí Naram-Sin se lanzaría a la conquista del mundo conocido, extendiendo sus dominios desde Elam al mar Mediterráneo.
Conquistó Siria, la región de Alepo y descendió hasta el Sinaí, que fue arrebatado a Egipto.
Tales fueron sus triunfos que ordenó esculpir la estela de Naram-Sin y se autoproclamó dios.
Se dice que poseía el ejército más grande hasta el momento: 360.000 hombres a su mando.