[4] La primera de las ciudades donde se hallaron estos rasgos fue el-Obeid o el-Ubaid,[5] a la que este período debe su nombre.
La escritura pictográfica e ideográfica fue desarrollada alrededor del cuarto milenio a. C. en Sumeria (considerada aquí como región sur de la Mesopotamia).
La ciudad-estado, compuesta por la ciudad y por el territorio rural de su entorno, emerge como la unidad política básica en estos primeros años del mundo urbano.
En este período se observa el fortalecimiento de la monarquía y una escalada gradual que la coloca por encima del templo (como institución religiosa).
El período dinástico antiguo está marcado por los conflictos entre las ciudades-estado (más correctamente ciudades-reino) que se desarrollaron en la región por aquella época (principalmente Kish, Ur y Uruk).
Los sumerios creían que el mundo (o Mesopotamia) era un disco cuyos límites eran determinados por las montañas y una inmensidad de agua.
Por haber cometido ese acto hediondo, Enlil fue castigado por los otros dioses y exiliado para la "Tierra sin Retorno", el mundo de los muertos, junto a Ninlil, ahora embarazada del dios-luna Nanna.
Buscando escapar de la prisión perpetua en el submundo, Innana coloca a su amante Dumuzi como sustituto en su lugar, dejándolo allá para toda la eternidad.
Los estudiosos creen que estas construcciones representaban una conexión entre el cielo y la tierra, funcionando en gran medida como medio de comunicación con los dioses.
Por ese motivo, los reyes eran enterrados en grandes cámaras junto a sus pertenencias más valiosas, como joyas y tesoros de oro.
Como ya se ha dicho, es posible que estas personas esperaran disfrutar de una post-muerte bien aventurada junto a los reyes al permitir ser envenenados y enterrados con el cuerpo del soberano.
Sin embargo, esta hipótesis fue contrastada por otros estudiosos, que apuntan motivos diferentes para ese fenómeno, ya que muchos de los cuerpos encontrados en las tumbas no fueron asociados a ninguna dinastía reinante, o sea, tal vez no todas las tumbas contengan el cuerpo de un monarca.
Esa visión era muy semejante a aquella que los antiguos hebreos reprodujeron por mucho tiempo, en la cual los hombres muertos eran encaminados hacia el Sheol, una especie de submundo sombrío.
Los primeros registros matemáticos de Sumeria tenían como objetivo regular los negocios del palacio, principalmente en lo que concierne a las transacciones comerciales.
Además de construir cosas como pantanos, este gobernante se destacó en la estatuaria del período neosumerio, una vez que 30 piezas representándolo fueron encontradas en la Antigua Mesopotamia.
El «código» habla sobre crímenes tales como fuga de esclavos, adulterio y falso testimonio, que eran castigados en su mayoría por multas.
Con Amar-Sin hubo paz, con Shu-Sin no tanta, pero con Ibbi-Sin el caos, las rebeliones internas e invasiones amorreas lo llevan a ser apresado y humillado por sus captores.
Durante el período babilónico, los viejos dioses (An, Enlil y Ea o Enki) pierden la importancia que detenían anteriormente.
Estos pueblos, cuya lengua no puede ser asociada a ningún otro grupo lingüístico y cuyos orígenes continúan siendo un enigma, fundaron nuevas dinastías reinantes en el sur de Mesopotamia y allí estuvieron instalados durante muchos años hasta su expulsión por parte de los elamitas años más tarde.
Un breve restablecimiento ocurre con ayuda del emperador venido de Isín, Nabucodonosor I, que expulsará a los elamitas durante su reinado (1125-1104).
Debido a su posición geográfica, Asiria fue durante mucho tiempo escenario de guerras y eso tal vez contribuyó para que los habitantes nativos se transformaran en guerreros violentos.
Sus sucesores fueron considerados ineptos y permitieron que el reino de Urartu tomara parte del territorio asirio entre 824-740 a. C..
Tiglatpileser III combatió al reino de Israel y derrotó a los temibles urarteses, que años antes presionaban las fronteras asirias.
En 701 a. C. Senaquerib empezó una campaña contra las ciudades de estos tres reinos, que fueron destruidos y sometidos al yugo del emperador.
Aún en consonancia con Senaquerib, Ezequías había entregado como tributo (demostración de obediencia) oro, plata, marfil e, inclusive, sus propias hijas.
Aunque solo haya sido Asurbanipal (Aššur-bāni-apli) hijo de Asaradón, intentó reconquistar Egipto, una vez que el rey nubio Taharqo había instaurado una nueva dinastía en la región.
En los 12 primeros días del mes de Nisan, el rey encarnaba a una deidad y reproducía su historia en varias etapas.
Ciro, por ejemplo, era llamado por los judíos el "ungido" (Isaías 45:1), título inusual para designar monarcas paganos, lo que demuestra la popularidad del rey persa entre sus súbditos.
En el siglo XX, la asiriología respondió a su condición de ciencia dependiente con teorías radicales, que pretendían aislar Mesopotamia del estudio bíblico.
Sin embargo, el carácter discursivo de los libros históricos bíblicos, así como los griegos, debe ser tenido en cuenta al estudiarse Mesopotamia.