Cristiano nuevo

Cristiano nuevo es la denominación que ha recibido históricamente en España y Portugal un colectivo social compuesto por los conversos al cristianismo desde el judaísmo o el islam, así como sus descendientes incluso varias generaciones después de producirse la conversión original.

El concepto se opone al de cristiano viejo, concepto que, más que entenderse como tener ascendencia cristiana «por los cuatro costados» desde tiempo inmemorial (fuera esto real o imaginario), en la práctica solía reducirse a remontarse a los padres y los cuatro abuelos.

La «limpieza de sangre» o «sangre sin mezcla» que se atribuía a los llamados cristianos viejos era un concepto ideológico, sin mucho fundamento real, dado el extraordinario dinamismo migratorio y conyugal que caracterizó a la Edad Media en España.

Paradójicamente, la conversión, forzada o no, abría el camino para que pudiera actuar la Inquisición española (establecida en 1478 explícitamente para reprimir a los judaizantes), ya que la competencia del Santo Oficio era sobre cristianos, no sobre musulmanes o judíos.

Los delitos que perseguía eran los relacionados con prácticas u opiniones heterodoxas (herejía, o desviación de la ortodoxia católica).

Las juderías del reino de Granada, muy importantes en época nazarí, tuvieron poca continuidad en época cristiana, a causa del breve tiempo que pasó entre la conquista y el decreto de expulsión.

[21]​ El ejemplo de Córdoba llevó a matanzas y saqueos similares en Carmona (donde se dijo que no quedó un converso con vida), Andújar, Úbeda, Baeza, Almodóvar del Campo y Valladolid.

[22]​ La implantación de la inquisición suscitó fuertes resistencias en muchas ciudades, protagonizadas principalmente, pero no exclusivamente, por los conversos.

En dos destacados casos: Sevilla y Zaragoza, se plantearon de forma clandestina.

En las averiguaciones posteriores se apresó a un gran número de implicados, que terminaron en la hoguera (unos dos mil, según el cronista Fernando del Pulgar —también cristiano nuevo—).

[33]​ En cuanto a la represión inquisitorial, fue renovándose periódicamente, en continuidad con la fortísima que se había iniciado en 1478 (con miles de ejecutados).

Parece que la madre de Fernando el Católico, Juana Enríquez, tenía antepasados cristianos nuevos.

[39]​ En el Antiguo Régimen, la sospecha de ascendencia judeoconversa era poco menos que universal; pero tales sospechas ni siquiera se disiparon en época contemporánea, cuando el problema converso había dejado de ser un movilizador social (con la significativa excepción de Mallorca) y suscitaba interés únicamente entre los historiadores y los críticos literarios.

Por más frío que sea el tiempo, no veréis humo alguno elevarse de aquellas habitaciones, pues es sábado.

Y, durante este día, no se permite a los judíos tocar el fuego para encender.

También los había nobles, como Fernando Núñez Muley,[46]​ los Bellvis o los Marín;[47]​ o incluso descendientes de la familia real nazarí, como los Granada Venegas;[48]​ o intelectuales prestigiosos, como Alonso del Castillo y Miguel de Luna;[49]​[50]​ aunque lo habitual es que permanecieran discriminados y relegados a un estatus social inferior, condición común en las comunidades campesinas mayoritarias en determinadas regiones donde componían pueblos y hasta comarcas enteras, como la huerta de Valencia y Murcia (valle de Ricote), el valle del Ebro (desde la Tudela navarra hasta la Tortosa catalana) o las Alpujarras andaluzas.

[52]​ La condición de cristiano nuevo era un estigma social del que muchos intentaban librarse falsificando sus genealogías o entrando en la jerarquía eclesiástica e incluso en la Inquisición.

El estigma se ha mantenido localizadamente hasta bien entrado el siglo XX: todavía a finales del siglo XIX, a un seminarista chueta, se le prohibió ordenarse sacerdote alegando que era cristiano nuevo.

Hasta mediados del siglo XX, los chuetas tenían dificultades por las mismas razones para entrar en instituciones como colegios religiosos.

Sobre esto en particular nos enviad vuestro parescer en cada cosa, porque este seguirémos: la turbacion que tenemos no nos deja determinar.

Los convertidos verdaderamente á la fe, decian que deberian ellos ser admitidos en tales dignidades, puesto que sus ascendientes contradijeron la muerte de Jesucristo, fundando su parecer en aquella carta atribuida á la sinagoga de Toledo.

Francisco de Goya tituló Por haber nacido en otra parte uno de sus dibujos sobre víctimas de la Inquisición (1808-1814). Obviamente, los cristianos nuevos habían nacido en España, como sus antepasados durante generaciones; pero la ideología dominante los identificaba con una condición étnico-religiosa ajena a lo español.
A Josep Tarongí , eclesiástico de origen chueta, se le impidió predicar en Mallorca en fechas tan tardías como 1876.
Fiestas de moros y cristianos en El Campello.